Cándido Alberto Ruiz Cimarras, educador del Centro Menesiano ZamoraJoven
Educación…, una
palabra muy recurrida en muchos momentos de nuestra vida y utilizada por toda
la sociedad, pero de la que parece que hacemos un uso casi banal.
¿Qué es
educar? ¿quién tiene que educar? ¿cómo se tiene que educar? ¿para qué se
tiene que educar? Pueden ser algunas de las preguntas a las que deberíamos
enfrentarnos antes de pensar más allá, a las que deberíamos enfrentarnos cuando
vemos y experimentamos que algo falla en el constructo de nuestra sociedad para
tener que recurrir a ella tan frecuentemente, ante las que deberíamos responder
cuando somos conscientes que, o hacemos algo que genere un cambio, que rompa
con lo establecido…, o mal vamos a llevarlo.
Educar
entiendo, desde mi humilde opinión, que puede ser todo aquello que ayuda a
construir, a crecer, a madurar a la persona, a construir la sociedad.
Educamos en
cada momento de nuestras vidas, más si se es referente en algún ámbito
concreto, pero cualquiera educa desde su posición. Todos somos ejemplo o
muestra en algún momento. Todos somos capaces de trasmitir conocimientos, vivencias,
todos somos capaces de transmitir la esencia de nuestra persona, de lo que
somos. Por medio de lo que hacemos, o dejamos de hacer, por todo aquello que decimos
o que callamos, por todo aquello que simplemente interpretamos. En definitiva,
todos formamos parte de algo más grande que nosotros mismos o lo que nosotros
pensamos como individuos, y eso que aportamos, eso que brindamos a los que nos
rodean, también es educar.
Todo el mundo
es responsable de su propia educación y de la de aquellos que están a su
alrededor, sin importar la posición, edad, sexo, creencia…, todos tenemos esa
responsabilidad por el simple hecho de ser parte de esta sociedad. No podemos
dejar la responsabilidad de educar en manos de otras personas, porque no puede
ser así. Nosotros, todos, somos responsables de ello, y mirar hacia otro lado
no hace sino agravar determinadas situaciones de las que luego todos vamos a
ser víctimas o vamos a padecerlas.
Podemos educar
desde varios ámbitos, pasando desde la formalidad de los sistemas establecidos,
a la informalidad de las propias relaciones humanas, pero todos esos ámbitos
tienen en común la responsabilidad de saber que lo que hacemos o decimos tiene
repercusiones, que formamos parte de un gran engranaje que hace que todos
seamos necesarios, que hace que todos nos beneficiemos o no de saber cuál es
nuestro papel, y como tenemos que jugarlo.
Creo a la hora de
responder “para qué se tiene que educar” es necesario pensar en un beneficio
mayor que el personal. Educar es necesario para seguir avanzando como sociedad.
La educación es la base del cambio, es un ejercicio de bondad y responsabilidad
hacia los demás.
Educar es
un ejercicio de prevención global, es la
manera de forjar cimientos de personalidades estables, correctas, justas,
coherentes. Educar es potenciar las capacidades de cada una de las personas para
que sigan formando parte de ese gran engranaje, para seguir avanzando hacia la mejora
de las personas, de nuestra sociedad, para seguir comprendiendo que gran parte
de lo que soy, es lo que otros han dejado de impronta en mí, y que quiero
pensar que en un futuro otras personas serán al menos una parte de lo que yo he
dejado en ellas.
Creo que es
importante poner todo nuestro empeño en ser mejores personas, en dar nuestra
mejor versión en todo lo que hacemos, en creer que podemos aportar algo para
seguir avanzando, en sentirnos parte viva de la sociedad, en educar desde los
sentimientos, desde la cercanía, desde la comprensión, desde nuestra esencia
personal, desde lo que soy y tengo para mostrar y ofrecer a los demás.
Muy cierto, me gusta q se haga hincapié en la responsabilidad de cada uno.
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