viernes, 29 de junio de 2012

Reforma de la ley penal del menor I


Javier Navarro Algás. Gerente de Fundación Pioneros.

El origen de la profesión del educa­dor social se remonta a mediados del siglo XX cuando, en el contexto de la II Guerra Mundial, muchos ni­ños, adolescentes y jóvenes deam­bulaban huérfanos por Francia y Alemania, frecuentemente come­tiendo delitos. Profesionales de ambos países, enemigos durante seis años, crearon una asociación que sirviera para restañar heridas, crear nuevos lazos de amistad y afrontar en común el reto de dar una respuesta a la infancia y juven­tud en conflicto.
Desde entonces, la sociedad ha avanzado muchísimo en el trata­miento de esta problemática. Se crearon instituciones para proteger a los menores, la educación social tuvo reconocimiento universitario, la justicia juvenil su propia sus­tantividad -diferenciada de la de adultos-, y se ha avanzado en la creación de un cuerpo de justicia juvenil internacional. En resumen, se pasó de la idea primitiva de res­ponder a los delitos castigando a una nueva basada en la educación y en la responsabilización.
Por eso, cuando en España se está hablado de un endurecimiento de la Ley de penal del menor en determinados supuestos, los res­ponsables políticos reconocen si­multáneamente la importancia de trabajar en medidas educativas y preventivas. Este enfoque es un lo­gro de toda la sociedad.
Mientras escribía este artículo es­cuché una entrevista con la directo­ra Icíar Bollaín. Refiriéndose a uno sus largometrajes, “Te doy mis ojos”, con el que ganó el Goya a la mejor película en el año 2003, explicaba los miedos de su guionista y de ella misma en el tratamiento de la vio­lencia contra la mujer, al descubrir que el terrible drama del maltrato nacía en contextos muy comple­jos, y que los maltratadores eran también personas cuyo compor­tamiento era preciso comprender, naturalmente sin justificar.
Finalizaba Icíar Bollaín diciendo que por más que endurecemos las leyes, el problema del maltra­to a las mujeres no se soluciona, y que la educación tiene mucho que ver con ello. Como profesional del mundo educativo, comparto su mismo punto de vista sobre el en­durecimiento de las leyes aplicado a la justicia juvenil.
Además, mi experiencia me dice que una misma medida judicial, independientemente del grado de dureza que entrañe, puede tener un efecto benéfico o, bien al con­trario, contribuir a empeorar la si­tuación. Depende en gran medida de quién y cómo la emplee. La cla­ve del asunto está en la inteligencia y comprensión de lo que la situa­ción exige, más que en la dureza a aplicar.
Imponer a una persona un largo periodo de privación de libertad, incluso una cadena perpetua re­visable, es una decisión que pone a prueba la dignidad de la propia sociedad. Por ello debiéramos es­tar seguros de que al término de esa pena la persona que ha delinquido habrá tenido la oportunidad de lle­var a cabo los cambios necesarios para relacionarse bien el día en que se reincorpore a la sociedad.
En resumen, me parece esencial la búsqueda de un consenso al abor­dar la reforma de la Ley. Necesita­mos tomar como referencia mo­delos de educación y reeducación exitosos y las mejores prácticas que ayuden a las personas a tomar la responsabilidad de sus vidas. 

viernes, 22 de junio de 2012

Una experiencia personal


Maikel Jiménez Echevarría. Alumno de PCPI en Fundación Pioneros.

Hola, me llamo Maikel Jiménez, ten­go 17 años y ahora estoy realizando el PCPI de Soldadura de Pioneros. Voy a intentar contaros, a mi ma­nera, mi experiencia en Yécora ha­ciendo los trabajos en el chozo y los alrededores, una experiencia muy bonita y nueva para mí.
Un día en clase nos hablaron que cerca de la ermita de Yécora había un sitio muy bonito con un guar­daviñas, que estaba en malas con­diciones, estuvimos hablando si queríamos arreglarlo y sobre los trabajos que se podían hacer, algu­nos compañeros no querían porque dijeron que teníamos que ir a coger muchas piedras y quitar muchos pinchos, pero otros sí, así que al final fuimos a verlo y hablando y deba­tiendo en clase decidimos hacerlo, yo creo también un poco por salir fuera de clase un día a la semana.
Normalmente llego a Pioneros a las 7:45 de la mañana, es muy temprano pero siempre llego de los primeros. A las 8:00 empezamos las clases, casi siempre hacemos lengua y mates pero a veces también trabajamos otras cosas, sobre todo los miércoles que eran los días que íbamos a hacer el Aps (Aprendizaje Servicio) del cho­zo. Esos días pensábamos el material que íbamos a necesitar o mirábamos si teníamos que comprar algo, si te­níamos que hacer estos trabajos u otros, también nos ponían vídeos de empedrados, de jardinería y demás. Cuando acababa la clase nos ponía­mos el buzo y las botas y cargába­mos todo el material en la furgoneta para salir rápido del centro.
Los trabajos que nos propusimos hacer eran arreglar un chozo, que estaba lleno de matas y pinchos; ha­cer un empedrado con una marga­rita dentro con cal y piedras redon­das de diferentes colores; y hacer un camino lleno de piedras como los de los romanos. Tuvimos que hacer muchos viajes por el campo para encontrar piedras grandes y planas para ponerlas en el suelo y juntarlas con mortero de cal.
Hemos trabajado mucho, gracias al trabajo en equipo las cosas nos han salido bastante bien y nos ha que­dado un sitio muy chulo. A veces ha habido algún problemilla pero lo hemos solucionado poco a poco con la ayuda de los educadores y de los otros chavales, hemos hablado intentando no ponernos nerviosos.
Siempre me ha gustado salir al aire libre y al campo porque me siento más tranquilo y se trabaja mejor, además la relación con los moni­tores ha sido muy buena, aunque estaban un poco pesaditos con las piedras, hemos pasado mucho tiempo juntos y hemos hecho un gran equipo.
Creo que a la gente del pueblo le gusta lo que hacemos y siempre nos saludan. Al principio pensaba que nos tenían que pagar algo o darnos algo por nuestro esfuerzo y trabajo pero ahora pienso que hago co­sas útiles y bonitas que van a estar mucho tiempo ahí y que las van a disfrutar durante mucho tiempo, como el camino del chozo que es­taba con muchas matas de hierbas y no podía caminar la gente por él y tampoco disfrutarlo, ahora en cam­bio a la gente le gusta pasear por él, incluso han hecho un cartel con una foto para saber donde está.
Yo no sabía lo que era esto del aprendizaje y servicio hasta que mi monitor me pidió ayuda para la charla y me explicó que era lo que trabajábamos en Yécora y la mane­ra de hacerlo. Yo lo he querido con­tar para que veáis que es algo muy bueno y me gustaría que los demás institutos lo hicieran para mejorar la relación de los profes con los alumnos, porque yo al principio era muy solitario y gracias al trabajo en equipo y a muchas conversaciones y momentos buenos que hemos vi­vido ahora soy una persona que me sé controlar y se afrontar los proble­mas con más calma.

viernes, 15 de junio de 2012

Y vinieron a por nuestros niños… y no hicimos nada


Pedro Vallés Turmo, profesor

Según el estudio recientemente publicado por Unicef, en España hay 2.200.000 niños sumidos en la pobreza. En La Rioja un 32,9% de niños de 0 a 17 años están en riesgo de pobreza (datos 2010).
Vemos la punta de un iceberg. Los que convivimos con la infancia ya compartíamos la angustia de ver las dificultades en sus vidas: difi­cultad para comprar materiales escolares, imposibilidad de asistir a actividades extraescolares, ropa desgastada, imposibilidad de pagar el comedor escolar, de contar con un refuerzo escolar… por eso hace tiempo que la solidaridad ha teni­do que ponerse en marcha al faltar esos recursos mediante la acción de ONG y fundaciones: el último col­chón en una caída libre que ahora va despareciendo. Las caídas se multiplican, los colchones desapa­recen, la infancia se estampa ante la impasibilidad social, ante la frialdad de la estadística, ante la rabia y la impotencia de los ciudadanos.
Los que convivimos con la infancia nos desangramos con ellos. Nuestra voz ha sido tan frágil como la suya. Se ha escuchado con la misma sor­dez, con la misma indiferencia… no son los hijos de los que adoptan las decisiones político-económicas. Pero, son tantos ya, que empiezan a ser los amigos de sus hijos: mi amigo no va a la excursión, no tiene móvil, no tiene internet, no tiene regalo de cumple, no viene con nosotros…
Al igual que los vencejos recorren nuestras calles y parques con gran algarabía, más niños juegan en ellos sin juguetes, ven televisiones sin plus, tejiéndose una brecha ya no digital sino vital.
Fondos prioridad UNO: No se to­can. Son para la infancia. Para su educación. Para su salud. Para su ocio educativo. Para su futuro. Para nuestra dignidad. Para mirarnos al espejo cada mañana. Para poder seguir llamándonos personas. Para que siga existiendo en el dicciona­rio la palabra humanidad. Para ser riojanos, españoles. Urge un fondo de rescate inmediato.
Contamos con una buena red de servicios sociales de base, con aso­ciaciones activas y con voluntarios, programas de fundaciones. En de­finitiva, un tejido social de gran ca­lidad y competente: solo tenemos que ponerlo en valor, dotarlo de los recursos que demanden. Sus datos nos interesan, sus “primas de riesgo social” nos afectan.
“Si pudieran decidir, los niños se ase­gurarían de que todo el mundo tuvie­ra algo para comer. En una encuesta a 6.000 escolares, 3.250 dijeron que esa sería su prioridad, por delante de tener una videoconsola, opción que marcaron solo 274 pequeños, rele­gándola a la cola de sus decisiones”.
“Los costes de no actuar ahora, no sólo afectan a los niños y a las familias más vulnerables ahora, sino que com­prometen el crecimiento de la socie­dad a medio y largo plazo”. Informe de UNICEF: La infancia en España.
Los datos del estudio impresionan por la extensión que están toman­do. Aunque, desgraciadamente, el sufrimiento y el padecimiento de la infancia no son nada nuevo: es la franja de población más débil e indefensa. Pioneros ya realizó en el año 1995 un estudio de nuestra in­fancia, la de Logroño, publicado por el IER (Instituto de Estudios Riojanos) titulado “La infancia ignorada. Una aproximación a la desigualdad social en Logroño desde la perspectiva de la educación social”. En él se cons­tataba que: “…existen disfunciones graves que violan sistemáticamen­te los derechos de la infancia”. En las páginas 39-42 pueden leerse las propuestas realizadas, a tenor de los datos obtenidos, para el área familiar, socio-laboral, vivienda, educación, salud, servicios sociales. Algunas han sido llevadas con éxito, otras están pendientes de ejecutar.

viernes, 8 de junio de 2012

¡Gracias!


Aurora Pérez Bañares. Presidenta Fundación Pioneros.

Las ideas cambian el mundo porque influyen en nuestros valores y creencias. Son el oxígeno y la sangre de proyectos y actuaciones, lo que les confiere energía y vitalidad. Desde esta perspectiva y con el fin de hablar de educación nos propusimos hacer una página de opinión de periodicidad mensual.
José Luis Prusén, director del Diario La Rioja, nos animó a darle un ritmo semanal para ganar en intensidad y conectar mejor con el público. Y también nos aconsejó escribir de manera que el mensaje fuera comprensible.
Aceptamos el reto. La envergadura de la tarea nos parecía abrumadora para el equipo humano de Fundación Pioneros, enfrascado en los quehaceres del día a día, pero confiamos en que hablar de educación con una mirada curiosa, abierta a la innovación, respetuosa y constructiva podría atraer a personas interesadas en el tema.
Y en junio de 2011 publicábamos el primer artículo de “Hablemos de educación”.
Gracias por su contribución a los autores cuyos artículos han sido publicados: Javier Alonso, Imma Corral, Ramos Corral, Kilian Cruz-Dunne, María Bueyo Díez, Enrique Domingo, Inmaculada Espila, Alberto Fernández de Sanmamded, Pedro Gil, Cristina González, Francis González- Sarasa, María Ángeles Guinea, Aitor Hernández, Blanca Hidalgo, Jesús Jiménez, Eva María Lacarra, Eva Landaluce, Miguel Loza, Raúl Martínez, Carmen Meroño, Manuela Muro, Javier Navarro, José Ramón Palacios, José Ramón Pascual, Aurora Pérez, Cruz Pérez, Edith Pérez, Esther Raya, Francisco Javier Romero, Matías Salazar, Manuel Segura, Laura Sierra, Elisabet Ubera, José Manuel Valenzuela, Pedro Vallés y Jesús Vélez.
Gracias también a aquellos otros cuyos escritos están en proceso de maquetación, o “en cola de impresión” y que no quiero dejar de citar: Miguel Angel García, Rosana Gómez, Oneida Pascual, José Román, Eduardo San Rufo, Carmen Tomás y Patricia San José. Y, por supuesto, a Diario La Rioja, por su compromiso de responsabilidad social.
Sabemos que escribir resulta, a menudo, difícil. Encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que se desea requiere esfuerzo. Y más complicado aún suele resultar encontrar tiempo. Es de agradecer también la valentía que supone exponerse, arriesgarse a plasmar por escrito una experiencia, una reflexión, una idea, asumiendo que estarán expuestas a escrutinio y crítica, que podrán gustar o disgustar.
Sobre el resultado de la iniciativa y desde la perspectiva que da un año, pienso que unas veces la página ha acertado con la claridad y concisión del mensaje y otras hemos sido demasiado técnicos, pero en general creo que la sección ha sugerido, divulgado y sobre todo, animado a la acción. O al menos, ese ha sido nuestro empeño.
Ha resultado estupendo haber contado con la ayuda de profesionales y voluntarios de campos tan variados como el aikido, el arteterapia, las bellas artes, las ciencias de la educación, la consultoría, el derecho, la educación social, la filología, la ingeniería, la literatura, el magisterio, el marketing, la medicina, el mundo asociativo, la pedagogía, el periodismo, la psicología, la teología, el trabajo social y el yoga. Ello nos reafirma en la idea de que la educación es un asunto de todos.
Por nuestra parte, seguiremos poniendo todo nuestro empeño en seguir contribuyendo a la apasionante tarea de educar. Ojalá que muchas personas nos acompañen en esta página. Os esperamos.

Muchas gracias.



viernes, 1 de junio de 2012

Acceso a magisterio y evaluación docente


José Ramón Palacios Castro. Crianza Riojana.

No es cierto que el acceso al ma­gisterio sea muy exigente, ya que el Grado de Magisterio está tan devaluado que gran parte de quienes lo eligen lo hacen por no haber podido acceder a otros estudios. Magisterio es, habitual­mente, la última opción. Y el ac­ceso está regulado prácticamen­te de manera única por la nota de corte. Con esta base, difícilmente podremos conseguir un profeso­rado de calidad.
Después, el acceso al puesto de trabajo y la estabilidad, con ser costosos, se conseguirán princi­palmente por antigüedad. A re­sultas de todo ello, un perfecto inútil para la docencia, sin voca­ción, actitud o aptitud de ningún tipo, puede llegar incluso a direc­tor de colegio si tiene la suficien­te paciencia. Es un coste social y económico inasumible, por inefi­ciente, pretender cribar al final del proceso y ponerse a echar a profesores que “no dan la talla”. El filtro hay que ponerlo mucho an­tes. Idealmente, desde el primer día. Desde el acceso a Magisterio.
En Finlandia, por ejemplo, (ese espejo en el que todos nos que­remos mirar en cuanto a resul­tados, pero que nadie mira en cuanto a funcionamiento), para ingresar a los estudios de Magis­terio se tiene en cuenta la nota fi­nal de secundaria, una entrevista personal y otros méritos, siendo cada parte un tercio de la pun­tuación.
¿Qué hacemos mientras tanto con los actuales profesores que no hubiesen tenido ninguna opor­tunidad de estudiar Magisterio en un sistema como el finlandés? Bastaría con que la dirección, la je­fatura de estudios, la orientación pedagógica, etc., se consiguiese por una meritocracia real, y que las familias tuviesen voz y voto real, como con las Comunidades de Aprendizaje. Estas medidas re­legarían a los “malos profesores” a los lugares donde menos daño puedan hacer, bajo las directrices de quien realmente merezca diri­gir la educación.
Para conseguir calidad no pode­mos seguir desprestigiando aún más la función docente, sumando ahora, al hecho de ser Magisterio el “coche escoba” de los estudios universitarios, la consideración de más “adocenados” y más “pres­cindibles” que otros funcionarios y servidores públicos. ¿O es que el sistema no “adocena” a los médicos, a los enfermeros, a los policías, a los bomberos...?. La di­ferencia está en que la sociedad tiene claro que no cualquiera vale para esas profesiones, y que la cri­ba se produce fundamentalmen­te desde el primer día y no con evaluaciones posteriores.
Todos conocemos profesores que no merecen ese calificativo. Y algunos los sufrimos en carnes propias. Pero apelar a “criterios empresariales” para recurrir a la sempiterna querencia española de “echar funcionarios a la calle” como solución a todos los proble­mas, especialmente el de la edu­cación, es demostrar bastante ig­norancia de la situación de otros países y de la razón de ser de la estabilidad funcionarial.