viernes, 25 de mayo de 2012

Aprendizaje servicio para formar profesionales en trabajo social


Esther Raya Diez. Directora de Estudios de Trabajo Social de la Universidad de La Rioja.

La conexión entre Aprendizaje y Servicio permite cumplir un doble objetivo en la formación de pro­fesionales en el ámbito de Trabajo Social. Permite asimilar, interiori­zar y experimentar los principales conceptos de cualquier disciplina de forma significativa a la vez que se presta un servicio a la comuni­dad, y con ello poner en valor los principios de solidaridad, respon­sabilidad y compromiso social. Se trata de sostener simultáneamente dos intencionalidades: la intencio­nalidad pedagógica, mejorando la calidad de los aprendizajes en tan­to se articula teoría y práctica, y la intencionalidad solidaria de ofrecer una respuesta participativa a una necesidad social. Es una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la co­munidad en un solo proyecto bien articulado donde los participantes aprenden trabajando en las necesi­dades reales del entorno con la fina­lidad de mejorarlo.
Esta metodología ampliamente ex­tendida en otros países como Ho­landa o Argentina, es la base sobre la que se asientan las prácticas en la formación de Grado de Trabajo Social de la Universidad de la Rioja.
Las prácticas se desarrollan a lo lar­go de dos cursos académicos (3º y 4º) y se complementan con las asig­naturas de Supervisión y Trabajo fin de grado.
Las Prácticas de Estudio Diagnósti­co en 3º consisten en la realización de un estudio sobre una realidad o problema social a propuesta de una entidad. El estudiante revisa la bibliografía científica especializada sobre el problemática planteada y desarrolla un estudio de la realidad, utilizando los métodos y técnicas (cualitativos y cuantitativos) de in­vestigación social, analiza toda la información y propone un diag­nóstico, a partir del cual se realiza una propuesta de intervención. El siguiente año, durante las Prácticas de Intervención participa de la acti­vidad del centro y, en la medida de lo posible, desarrolla el proyecto de intervención acordado en la etapa anterior, con una dedicación media de 12 horas semanales.
La aplicación de ApS (Aprendizaje- Servicio) a las prácticas de Trabajo Social posibilita poner en marcha todas las fases del proceso metodo­lógico de intervención en la realidad social, desde el estudio a la evalua­ción. Al mismo tiempo, en las enti­dades es un recurso para trabajar un aspecto de la intervención social en el que desean realizar una mejora.
Durante este curso académico han comenzado a abordarse algunos proyectos, como los que se han pre­sentado en las Jornadas Aprender Haciendo Hacer Aprendiendo que se están desarrollando en la Univer­sidad de la Rioja. Sirvan estos pro­yectos a modo de ejemplo:
En discapacidad, en el proyecto que se está desarrollando en Inter Eu­ropa, el aprendizaje se refiere a la autonomía personal de las persona con discapacidad en los ámbitos bá­sicos de la vida; el servicio es poner en marcha (como experiencia pilo­to) un programa de promoción de la autonomía en el ámbito del ho­gar con un número determinado de familias.
En relación a menores y familia des­de APIR se está desarrollando un proyecto donde el aprendizaje se dirige al conocimiento de la situa­ción asistencial en las familias según sus perfiles psicosociales; el servicio, a la Intervención con familias para prevenir la dependencia asistencial.
Por su parte, desde Proyecto Hom­bre se está promoviendo un pro­yecto en el cual el aprendizaje se enfoca en el uso del tiempo libre entre personas con proceso de des­habituación y el servicio consiste en la puesta en marcha de un progra­ma de actividades relacionadas con el ocio y tiempo libre en comunidad terapéutica.

viernes, 18 de mayo de 2012

Estado actual de la educación en el mundo


Francisco Javier Romero Fernández. Delegado de la Campaña Mundial por la Educación en La Rioja.


Luces. El bienestar de los niños más pequeños está mejorando. La mortalidad de los menores de cin­co años ha pasado de 12,5 millones en 1990 a 8,8 millones en 2008.
Entre 1999 y 2008, fueron escolari­zados en primaria 52 millones más de niños y niñas.
La paridad entre los sexos en la escolarización en primaria mejoró considerablemente en las regiones donde se registraban mayor dispa­ridad a principios del decenio.

Sombras. A pesar de todos estos logros, todavía queda mucho que recorrer para cubrir la distancia que media entre los limitados lo­gros alcanzados hasta ahora y los objetivos de la Educación para To­dos fijados el año 2000.
  • El hambre frena el progreso. En los países en desarrollo, uno de cada tres niños (195 millones) padecen de malnutrición, con los consiguientes daños irrepa­rables para su desarrollo cogniti­vo y sus perspectivas educativas a largo plazo.
  • Lento incremento de la escola­rización. En 2008 había aún 67 millones de niños sin escuela en todo el mundo. Con la tenden­cia actual, en 2015 el número de niños sin escuela será superior al actual.
  • Analfabetismo. Un 17% de la población adulta del mundo (796 millones) siguen sin poseer competencias básicas en lec­tura, escritura y aritmética. Dos tercios son mujeres.
  • Baja calidad de la educación. En muchos países, millones de ni­ños salen de la escuela primaria con conocimientos de lectura, escritura y aritmética muy por debajo de los niveles previstos.
  • Escasez de maestros. De aquí a 2015 habrá que contratar a 1,9 millones de maestros suplemen­tarios para lograr la universaliza­ción de la enseñanza primaria.

La Campaña Mundial por la Educa­ción (CME) está formada por una coalición internacional de ONG, sindicatos educativos y movimien­tos sociales comprometidos con el derecho a la educación.
Nació en 1999 con el fin de exigir a los gobiernos el cumplimiento del derecho a la educación de todas las personas, especialmente, a partir del Foro Mundial sobre la Educa­ción, celebrado en abril de 2000 en Dakar (Senegal), cuando los gobier­nos del mundo y representantes de las organizaciones internacionales se comprometieron a lograr una “Educación para Todos y Todas” (EPT) en 2015.
Este año, la CME propone llevar a cabo “La Gran Imagen”, es decir, un gran collage compuesto por todas y cada una de las imágenes (fotos, dibujos, etc.) que niños, niñas, jó­venes y personas adultas hayan querido compartir inspirándose en el “derecho a la atención y a la edu­cación en la primera infancia (de 0 a 6 años)“.
Si quieres participar haz un dibu­jo o un collage o una fotografía (y súbelo a la web www.cme-espana.org) que refleje el primer recuerdo que tengas de tu colegio, algo im­portante que aprendieras en tu in­fancia, algún problema por el que sepas que algunos niños y niñas del mundo no pueden acceder a la escuela o cómo sería el mundo si todas las personas tuvieran acceso a la educación. 

viernes, 11 de mayo de 2012

Educadores sociales en los centros de enseñanza


Alberto Fernández de Sanmamed. Presidente del Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES).
Desde hace ya varios años, se está observando la necesidad de intro­ducir en los Centros de Enseñanza de los distintos niveles educativos otras figuras profesionales, com­plementarias a maestros y pro­fesores, que permitan mejorar la calidad de la formación reglada. No podemos exigir a la escuela que nos resuelva todos los males, que prepare a nuestras y nues­tros jóvenes en la más diversas de las competencias (coeducación, educación para la salud y alimen­tación responsable, educación ambiental, educación vial, preven­ción de consumo de drogas, pre­vención de violencia escolar y to­dos los que puedan ir surgiendo) y dejar toda esta tarea en manos de los maestros que, por supuesto, tienen además que impartir una enseñanza de alto nivel.
Gran parte de la comunidad edu­cativa, AMPAS, profesores, sindica­tos, etc., apuesta y demanda intro­ducir esos nuevos profesionales que complementen una escuela moderna y cada vez más útil. Uno de estos profesionales es el Educa­dor o Educadora Social.
En varias Comunidades Autó­nomas tenemos la experiencia desde hace varios años de la in­corporación de estos profesiona­les, obteniendo resultados muy positivos. Actualmente Castilla La Mancha, Extremadura y Andalucía han apostado ya por tener edu­cadores-as sociales en los centros educativos. En otras Comunida­des existen también experiencias en este ámbito.
Como principales funciones que pueden realizar los educadores sociales podemos mencionar la elaboración, desarrollo y evalua­ción de propuestas de progra­mas de convivencia en el centro, la promoción de espacios para la resolución de conflictos (aulas, talleres con alumnado y familias), la colaboración en la creación y formación de equipos de media­dores en la convivencia escolar, la participación en el desarrollo de programas de educación en temas transversales (salud y alimenta­ción, medio ambiente, consumo responsable, tolerancia e igualdad, educación para la paz, coeduca­ción, etc.) y muchas otras. Destacar entre sus funciones la prevención y seguimiento de las situaciones de absentismo y fracaso escolar, violencia dentro y fuera del centro, y el acompañamiento a menores y familias en riesgo social.
El educador y la educadora social forman parte de los Departamen­tos o Equipos de Orientación Edu­cativa en centros de educación pri­maria y secundaria, su atención se dirige en especial al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo y a sus familias. Traba­jan también en estrecha colabo­ración con el equipo directivo, los tutores-as y la comunidad. Y si su presencia es importante por todo esto, también se hace imprescindi­ble en los centros que justifiquen la necesidad de atender a situa­ciones especialmente problemá­ticas de convivencia social, para desarrollar tareas de mediación en colaboración con las familias y con otras instituciones y para apo­yar educativamente momentos de cultura, ocio y tiempo libre.
Las sociedades avanzadas son las que apuestan por la educación de sus niños y jóvenes y las que invierten en futuro a través de la formación de los mismos. La pues­ta en marcha de medidas como la incorporación de nuestra figura profesional a los centros de ense­ñanza, demostrará la apuesta por una educación de calidad.


viernes, 4 de mayo de 2012

Lo terapéutico y educativo en Proyecto Hombre


Pedro Gil López. Director de Proyecto Hombre La Rioja.

Proyecto Hombre surge en España hace casi 30 años con el propósito de ofrecer un tratamiento profesional a personas con problemas de adiccio­nes. Nace de la inquietud de familias afectadas y personas solidarias por ofrecer una respuesta al problema de las drogodependencias que se vivía en España en los años 80. Y recoge la experiencia de Proyecto Hombre de Italia.
No se crea como asociación de enfer­mos, ni de familiares; tampoco tiene como finalidad la denuncia social ni la reivindicación concreta de objeti­vos de ningún colectivo.
En este contexto, Proyecto Hombre fue pionero, ente otros, en los si­guientes aspectos:
  • La importancia de la involucración y el apoyo de la familia, si existe, en todo el proceso terapéutico-educativo.
  • El “trabajo en grupo” con los usuarios, que en la mayoría de las ocasiones están asentados en posturas muy individualistas o en­simismados en su mundo.
  • El voluntariado como modelo im­prescindible de ayuda y referencia.
  • El trabajo en equipo profesional y multidisciplinar (no solo trabajar juntos).
  • Y desarrollar un programa educa­tivo-terapéutico (o terapéutico-educativo), integrando ambos componentes y superando la di­cotomía.

Lo que define la esencia de Proyecto Hombre es que se cree en la persona, en su capacidad de cambiar y superar las adicciones que le han impedido desarrollarse plenamente. La adicción es el síntoma de un problema que re­side en la persona. Este planteamien­to, inspirado en la filosofía humanista, coloca a la persona, y no a la adicción, en el centro de todo el proceso.
Proyecto Hombre proporciona un tratamiento terapéutico-educativo que ayuda a la persona y a su en­torno a descubrir qué aspectos no ha podido desarrollar por sí sola y promover los cambios necesarios, dotándola de conocimientos, habili­dades y recursos para lograr la auto­nomía personal.
Lo terapéutico, desde un punto de vista médico o biológico, es todo aquello que es capaz de curar. Desde un punto de vista psicológico, sería el conjunto de acciones dirigidas a mo­dificar la conducta. Proyecto Hombre trabaja para que el paciente asuma la responsabilidad de su propio cre­cimiento, siendo la terapia el lugar donde reencontrarse con uno mismo y con los demás. Las terapias que se utilizan comprenden desde las téc­nicas conductuales, hasta la terapia sistémica, pasando por la teoría cog­nitivo-conductual y racional emotiva.
Y es educativo porque se pretende que las personas desarrollen sus fa­cultades y potencialidades, dentro de sus posibilidades. Es un aprendi­zaje experiencial porque se hace en el contacto con el mundo, en las tran­sacciones entre la persona y el me­dio, y en el encuentro con los demás.
También es educativo en cuanto hay acción externa sobre las personas; hay instrucción, sistematización, socialización..., se les entrena y dota para que logren la inserción social y la autonomía personal, entre otras cosas, a través de la Educación para el ocio y el tiempo libre, Educación para la no violencia, Coeducación, Educación prelaboral, Educación cultural, Educación ambiental, Edu­cación sobre el consumo, Animación sociocultural, Educación intercultu­ral, Educación en valores y Educa­ción para la responsabilidad.
Así pues, como defensores del mo­delo psicoeducacional contempla­mos nuestra tarea no en términos de anormalidad-diagnóstico-pres­cripción-terapia-curación, sino en términos de enseñanza de actitudes y valores, y competencias persona­les e interpersonales que la persona puede aplicar para resolver sus pro­blemas presentes y para potenciar su satisfacción vital. Todo es educativo y terapéutico a la vez.