viernes, 6 de febrero de 2015

Ampliando el foco: una lectura relacional de la violencia filio parental

En los últimos años estamos ob­servando un interés creciente por lo que parece un nuevo fenó­meno de violencia en el ámbito familiar: Violencia Filio Parental (VFP). Un fenómeno complejo ante el que surgen muchas pre­guntas y cuestionamientos. Las agresiones de los hijos e hijas a sus progenitores se están convir­tiendo en motivo de alarma so­cial. Ocupan numerosos titulares en los medios de comunicación, además de ser el foco de aten­ción de un mayor número de in­vestigaciones y de programas de atención.

En España, según datos ofrecidos por la Fiscalía General del Estado, se producen cerca de 5.000 de­nuncias cada año por violencia filio parental. Una cifra que se ha mantenido constante desde que experimentó un crecimiento sig­nificativo en 2006. Boris Cyrulnik (2005) señala una incidencia va­riable: 1% en familias francesas, 4% en familias japonesas y el 6% en estadounidenses.

Iniciativas como el Programa Re-Encuentro: Intervención en Situaciones de Conflicto Familiar, que Fundación Pioneros lleva a cabo en colaboración con el Go­bierno de La Rioja, trabaja desde el 2012 el abordaje de la violen­cia filio parental desde el marco judicial en medio abierto. Desde el programa Re-Encuentro se han atendido a 36 familias en un con­texto terapéutico impuesto por el juez que no implica privación de libertad para el menor.

La causalidad lineal que esta­blece el marco judicial respecto a la responsabilidad de la con­ducta violenta dificulta la visión circular del juego relacional que observamos en terapia, ya que los progenitores tienden a desresponsabilizarse de la res­puesta que dan a las conductas violentas. El objetivo general del Programa Re-Encuentro consiste en favorecer la colaboración de cada uno de los miembros de la familia para generar cambios en su dinámica relacional para que sea innecesaria la conducta vio­lenta. 

Algunas de las premisas con las que abordamos el fenó­meno son: la consideración de la familia como protagonista del cambio y fuente de solución, la creencia de que la familia tiene los recursos necesarios para solu­cionar esta problemática a pesar del hartazgo y otras dificultades. En la práctica terapéutica nos encontramos con que el proble­ma inunda la vida familiar. Una de las estrategias que ponemos en marcha desde un primer mo­mento, es promover la eficacia de quien nos consulta a través del conocimiento de sus fortalezas. Empezamos a “buscar pepitas de oro en el lodo de los problemas” (Beyebach, 2006). Por eso, desde la primera entrevista se plantea cambiar el foco de intervención hacia aquellos elementos resca­tables de la relación. Ellos son los protagonistas del cambio y se considera a cada miembro de la familia como fuente de solución, proporcionándoles una lectura relacional de la problemática, identificando las conductas sin­tomáticas y proponiendo alter­nativas a las mismas, mejorando la capacidad de comunicación y cooperación entre los miembros del sistema, y trabajando sobre la restauración del vínculo, es­tablecimiento de normas claras y adecuadas para restaurar la je­rarquía familiar.


La VFP es un reto en el que está implicada toda la sociedad. En­tendemos que requiere una res­puesta global que pasaría por la implicación de las administracio­nes públicas promocionando los recursos necesarios para ofrecer soluciones a este fenómeno. Desde los medios de comuni­cación ofreciendo un enfoque constructivo de la problemática evitando los sensacionalismos. Favoreciendo la colaboración de la escuela con las familias en­contrando el equilibrio necesario entre protección y educación, así como empoderando a los proge­nitores, y fomentando en los y las jóvenes procesos de aprendizaje transformadores.