viernes, 5 de noviembre de 2021

Lo que se nombra existe. La necesidad del uso no sexista del lenguaje en las aulas

 ODS 5: Igualdad de género

Cristina Fernández. Pedagoga, psicopedagoga, agente de igualdad y experta en intervención en violencia de género.

Numerosos son los debates que giran alrededor del uso sexista que se le da a la lengua castellana y a la necesidad de reformular nuevas formas de expresión y comunicación, mediante las cuales se visibilice y se nombre a las mujeres.

El lenguaje es un manifiesto de la realidad y a su vez es una construcción de ella. Por este motivo es necesario ser conscientes de la importancia que tiene el hacer un uso adecuado de él para evitar discriminaciones sexistas y no perpetuar estereotipos. Tal y como Susana Guerrero, profesora de lengua, expuso en 2010 en el artículo llamado “El sexismo lingüístico: un tema de actualidad”, la lengua es el instrumento que permite expresar nuestros pensamientos, ideas y nuestra forma de concebir el mundo, lo que contribuye a nuestra interpretación de la realidad. La lengua, es también, por tanto, el reflejo de la cultura de una sociedad en un determinado momento y lugar.

Por ello, si el uso correcto del lenguaje es de tal importancia debido a la repercusión que supone en la sociedad, sería necesario que se revisara su uso para que desde ahí se combata el sexismo y la desigualdad existente entre hombres y mujeres, visibilizando, nombrando y no atribuyendo cualidades de superioridad o inferioridad en función del sexo.

La lengua castellana cuenta con un amplio y rico abanico de recursos, de vocabulario y de múltiples formas de expresión que permiten crear discursos no discriminatorios y no sexistas. Normalizar lo que se ha llevado a cabo durante años no significa que sea la forma correcta de llevar un discurso. Todo cambio requiere su tiempo, y el reeducar la forma de discurso que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida, no es algo sencillo. Por esta razón, desde el ámbito educativo y formativo se deberían crear e implantar guías de uso de lenguaje no sexista con el fin de sensibilizar y enseñar diferentes estrategias para lograr un buen uso del lenguaje, y para crear nuevos pilares.

Algunas de las formas de uso de lenguaje más sexistas que podemos encontrar en los discursos no inclusivos pueden ser el uso del masculino genérico, plurales mal formulados (omitiendo el femenino), expresiones descalificando a mujeres y elogiando los hombres, y la feminización y masculinización de las profesiones.

Puesto que la escuela es transmisora de valores, conocimiento, actitudes y favorece el desarrollo integral del alumnado, se debe abogar por una educación en la que se potencien los mismos derechos y oportunidades para ambos sexos.

Consecuencia de ello, profesionales de la educación, juegan un papel fundamental a la hora de la transmisión de valores no sexistas mediante las prácticas educativas y la selección de contenidos, por lo que deben transmitir siendo conscientes de la influencia directa que tienen sobre el alumnado. Como se ha dicho anteriormente el lenguaje es una muestra de la sociedad y si no hacemos un buen uso de ella, la sociedad seguirá impregnada en el sexismo.

También hay que tener en cuenta el currículo oculto y todo lo que conlleva, puesto que, de manera sutil e imperceptible se instaura en comportamientos, creencias, forma de hablar, etc.

Así mismo, existe la tarea fundamental de implementar en libros de textos y discursos el uso de un lenguaje no sexista. Libros de historia, literatura, filosofía, están repletos de términos usados como masculino de genérico para referenciar a hombres y a mujeres, por ejemplo, el término “hombre”, utilizado para hacer referencia a la “humanidad”. Este poder patriarcal en el uso del lenguaje repercute a la invisibilización de la mujer, puesto que se continúa poniendo el foco de atención en el hombre y en el uso del masculino para englobar todas las realidades, en las cuales también han existido mujeres. Además, se debería realizar una revisión de los contenidos escolares, ya que se presentan más figuras de hombres que han sido importantes a lo largo de la historia, que, de mujeres, y no por falta de existencia, sino porque históricamente siempre se ha invisibilizado su trabajo y se le ha dado menor importancia, por el hecho de ser mujer.

Por consiguiente, la educación es un pilar fundamental para erradicar las desigualdades y la violencia que hoy en día siguen perpetuándose en la sociedad. Comenzar a visibilizar, a nombrar a las mujeres y a darles el lugar merecido, es uno de esos pequeños cambios que ayudaran a fomentar una sociedad menos sexista, con mayor igualdad de oportunidades y más justa.