jueves, 2 de agosto de 2018

Movimiento Pioneros Asturias, Educación en libertad

Yolanda Arias, Gladys Menéndez, Iñaki Olazagoitia, Luis Tuero. Educadores y Abogado del Equipo Técnico del Movimiento Pioneros de Asturias.


Teníamos inquietud personal y ganas de hacer algo junto a los jóvenes de nuestro barrio, Ventanielles. Un barrio obrero de Oviedo donde el presente y la falta de expectativas de futuro machacaban a muchos adolescentes y jóvenes.

Habíamos empezado a estar con ellos hacía unos meses, cuando un programa de televisión nos mostró que había otros grupos que desarrollaban el mismo trabajo que nosotros intentábamos.  En el mes de febrero de 1986, en unas jornadas en el Centro de Servicios Sociales de Ventanielles, contactamos con el Movimiento Pioneros de Logroño y al poco tiempo dos jóvenes nos fuimos a conocer sus principios, objetivos, pensamiento y sobre todo su carácter profesional.

Un viaje con todos los gastos pagados: haciendo dedo de Oviedo a Logroño y durmiendo en sus casas. Nos regalaron algo más que el alojamiento, nos enseñaron que existía la EDUCACIÓN DE CALLE, todo un descubrimiento. Una filosofía de trabajo y una metodología que mamamos intensamente y que nos hizo gestar la idea de trasladarla a nuestro barrio en Oviedo.

Coincidíamos en que los importantes eran los chavales y chavalas del barrio. Jóvenes sacudidos por la pobreza, mucho padre y madre trabajando de la mañana a la noche, paro, falta de formación, droga, sida, cárcel, falta de experiencias vitales positivas, falta de redes de apoyo, rechazo, etc.   …lo que hoy llamamos exclusión.

Compartíamos la calle como ámbito de la relación educativa, un educador que amara y tuviera formación para la vida y para el encuentro con los chavales, la necesidad de trabajar en equipo y el compromiso de poner voz a unas voces que nunca la tuvieron.

Formalmente el Movimiento Pioneros de Asturias se constituye el 20 de octubre de 1986, poco a poco fuimos sumando los barrios de Teatinos, en concreto La Carisa (de aquella no existía lo que hoy conocemos como Barrio de La Corredoria) y Otero (Oviedo) y tuvimos nuestra propia sede en la Calle Llano Ponte.

Con la finalidad de prevenir la inadaptación psicosocial nos centramos en jóvenes  de entre los 12 y 16 años de edad y un año después iniciamos un proyecto de colaboración técnica para el Ayuntamiento de Oviedo. Así, los primeros educadores de calle contratados por un Ayuntamiento en Asturias lo fueron desde el Movimiento Pioneros, logrando abrir las puertas de la educación de calle, a las instituciones públicas.

La incorporación de personas con estudios o tituladas en el compromiso social, se produjo por la repercusión del trabajo en los barrios, conformando un equipo de trabajadores sociales, psicólogos, educadores de calle y un abogado, apoyado por voluntarios.

Recurrir al propio ambiente donde los chavales y jóvenes se desenvuelven, era un uso educativo desconocido, sin embargo para nosotros era un espacio donde pudieran dar rienda suelta a las emociones, experiencias y energía.

El trabajo pedagógico se desarrollaba desde el trabajo individualizado, de grupo y la actividad como herramienta educativa, a la vez que tejíamos red social recibiendo el apoyo o en su caso apoyando distintas asociaciones de vecinos, tiempo libre, reinserción, de gitanos, cristianas de base, educativas, etc.

Fueron años de mucha actividad (a veces costaba saber donde  finalizaba la vida del barrio), se crearon grupos de participación y un club juvenil. También se llevaron a cabo salidas de barrio, campamentos y excursiones, actividades deportivas, campeonatos interbarrios, participación en las fiestas del barrio o sensibilización, como el periódico La Kalle, entre muchas.

Acudimos invitados a numerosas charlas, ponencias, seminarios, cursos, conferencias o jornadas organizadas por instituciones o asociaciones estatales, autonómicas o locales de tiempo libre, marginación o de profesionales y, organizamos unas jornadas dirigidas al campo social y profesional, celebradas en enero de 1989, a las que asistieron más de doscientos profesionales y que propiciaron que la sociedad asturiana se interesara por nuestros proyectos.

No éramos la única asociación o movimiento que empezaba o se afianzaba, sin embargo la nuestra se asentaba sobre el modelo de educar en libertad. Duró ocho años: desde 1986 a 1994 y, a pesar de que cómo en la vida todo tiene un principio y un final, dejó una huella vital con la que viviríamos a partir de entonces los que fuimos (antaño) educadores y (antaño) educandos.