Mariano Muñoz. Antiguo educador de Pioneros. Profesor Técnico de Formación Profesional.
Julián Rezola, el fundador de Pioneros,
vivió en Barcelona de 1989 hasta el 2009. Aunque institucionalmente no creó
Pioneros en esa ciudad, no pudo dejar de ser educador. Era el cerrajero del
barrio (Ciutat Vella), profesionalmente regentaba un taller de hierro. Como
bien lo define uno de los jóvenes de Barcelona:
“Julián Rezola era herrero. Aunque no era
un herrero convencional. Observaba la pieza de metal, la examinaba, la
cortaba, la pulía y la moldeaba hasta encontrar su estructura natural, que
podía coincidir o no con los deseos del cliente. En todo caso el resultado de
su trabajo siempre era la solución para el problema que le planteaban quienes
entraban por la puerta de su taller. También era un hábil cerrajero, era el encargado
de abrir las puertas del barrio cuando sus dueños se lo requerían.
Quizás su trabajo no era más que una
metáfora de su vida. No solo abría las puertas de sus vecinos sino que un poco
abría sus almas. Siempre intentaba que entrara la brisa en sus mentes y
corazones. Hacía que se les removiera algo por dentro y aunque solo fuera para
sacarlos de lo anodino, él se daba por satisfecho.
Para Julián a las personas se las tenía
que abrir, aunque fuera con ganzúas o cinceles, airearlas y sobretodo despertarlas
de su letargo social. Todo esto lo hacía de manera automática e imperceptible.
No importaba su extracción social, a cada cual su misión. Ya fueras pandillero
o el jubilado de la esquina, cada uno debía encargarse del despertar propio y
del ajeno“.
Su actividad educativa se realizaba
principalmente con jóvenes del barrio, CABEZAS RAPADAS. Chavales del barrioque encontraban en el taller de Julián un espacio de libertad y de confianza,
Julián era el único que les dejaba herramientas para arreglar sus bicis y sus
motos. Chavales de barrio que no habían salido de sus callejuelas ni de su
plaza, que no conocían otros mundos. Con estos chavales realizó algunas
salidas al monte en los alrededores de Barcelona y a una masía cerca de
Figueras.
Pero también se relacionó con un grupo al
que llamaba ESTUDIANTES (jóvenes de otros barrios con un mayor nivel cultural,
que estudiaban o habían estudiado). Con la excusa de que le enseñasen catalán,
se convirtió en su amigo-educador. El taller de Julián era para ellos un lugar
de encuentro. Con este grupo institucionalizó la reunión-cena de los viernes
para valorar y discutir sobre temas personales y de actualidad.
Por último, también tuvo relación con un
grupo de OKUPAS, a los que visitaba en edificios ocupados en la ciudad y en
zonas rurales. Con estos tenía interminables discusiones políticas.
Julián era a la vez educador, amigo y
político, según con qué grupo de jóvenes se relacionaba era más una cosa u
otra.
Siguiendo al poeta alemán Bertolt Brecht
en su Loa a la duda, Julián ponía en duda los principios de estos jóvenes, les
hacía pensar, les exigía pensar y después tomar decisiones sobre su
trayectoria vital.
Lo más interesante es que conseguía
juntar a los tres grupos, a pesar de sus diferencias y participar conjuntamente
en algunas actividades.
Julián no creó Pioneros en Barcelona,
pero sí supo crear alrededor suyo el espíritu “pionero” que ya había creado en
otras ciudades como Pamplona o Logroño. No dejó de practicar la codificación y
descodificación vital, que diría Paulo Freire, con jóvenes y adultos.
Siguió siendo un referente, durante esos
años, para pioneros, ex-pioneros y otros educadores que le visitaban en
Barcelona, o que él aprovechaba sus vacaciones para contactar con ellos en Pamplona
o en Logroño.
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El pasado 25 de agosto falleció nuestro
compañero Mariano Muñoz. Nos dejó escritas estas palabras dedicadas a Julián
Rezola para conmemorar el décimo aniversario de su muerte. Desde este espacio
queremos agradecer a Mariano su amistad, su entrega y su colaboración.
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