Yolanda Arias, Gladys Menéndez, Iñaki Olazagoitia, Luis Tuero. Educadores y Abogado del Equipo Técnico del Movimiento Pioneros de Asturias.
Teníamos inquietud personal y ganas de hacer algo junto a los
jóvenes de nuestro barrio, Ventanielles. Un barrio obrero de Oviedo donde el presente
y la falta de expectativas de futuro machacaban a muchos adolescentes y jóvenes.
Habíamos empezado a estar con ellos hacía unos meses, cuando un
programa de televisión nos mostró que había otros grupos que desarrollaban el
mismo trabajo que nosotros intentábamos.
En el mes de febrero de 1986, en unas jornadas en el Centro de Servicios
Sociales de Ventanielles, contactamos con el Movimiento Pioneros de Logroño y
al poco tiempo dos jóvenes nos fuimos a conocer sus principios, objetivos, pensamiento
y sobre todo su carácter profesional.
Un viaje con todos los gastos pagados: haciendo dedo de Oviedo a
Logroño y durmiendo en sus casas. Nos regalaron algo más que el alojamiento,
nos enseñaron que existía la EDUCACIÓN DE CALLE, todo un descubrimiento. Una
filosofía de trabajo y una metodología que mamamos intensamente y que nos hizo
gestar la idea de trasladarla a nuestro barrio en Oviedo.
Coincidíamos en que los importantes eran los chavales y chavalas
del barrio. Jóvenes sacudidos por la pobreza, mucho padre y madre trabajando de
la mañana a la noche, paro, falta de formación, droga, sida, cárcel, falta de
experiencias vitales positivas, falta de redes de apoyo, rechazo, etc. …lo que hoy llamamos exclusión.
Compartíamos la calle como ámbito de la relación educativa, un
educador que amara y tuviera formación para la vida y para el encuentro con los
chavales, la necesidad de trabajar en equipo y el compromiso de poner voz a
unas voces que nunca la tuvieron.
Formalmente el Movimiento Pioneros de Asturias se constituye el 20
de octubre de 1986, poco a poco fuimos sumando los barrios de Teatinos, en
concreto La Carisa (de aquella no existía lo que hoy conocemos como Barrio de
La Corredoria) y Otero (Oviedo) y tuvimos nuestra propia sede en la Calle Llano
Ponte.
Con la finalidad de prevenir la inadaptación psicosocial nos
centramos en jóvenes de entre los 12 y
16 años de edad y un año después iniciamos un proyecto de colaboración técnica para
el Ayuntamiento de Oviedo. Así, los primeros educadores de calle contratados
por un Ayuntamiento en Asturias lo fueron desde el Movimiento Pioneros, logrando
abrir las puertas de la educación de calle, a las instituciones públicas.
La incorporación de personas con estudios o tituladas en el
compromiso social, se produjo por la repercusión del trabajo en los barrios,
conformando un equipo de trabajadores sociales, psicólogos, educadores de calle
y un abogado, apoyado por voluntarios.
Recurrir al propio ambiente donde los chavales y jóvenes se
desenvuelven, era un uso educativo desconocido, sin embargo para nosotros era
un espacio donde pudieran dar rienda suelta a las emociones, experiencias y
energía.
El trabajo pedagógico se desarrollaba desde el trabajo
individualizado, de grupo y la actividad como herramienta educativa, a la vez
que tejíamos red social recibiendo el apoyo o en su caso apoyando distintas
asociaciones de vecinos, tiempo libre, reinserción, de gitanos, cristianas de
base, educativas, etc.
Fueron años de mucha actividad (a veces costaba saber donde finalizaba la vida del barrio), se crearon
grupos de participación y un club juvenil. También se llevaron a cabo salidas
de barrio, campamentos y excursiones, actividades deportivas, campeonatos
interbarrios, participación en las fiestas del barrio o sensibilización, como
el periódico La Kalle, entre muchas.
Acudimos invitados a numerosas charlas, ponencias, seminarios,
cursos, conferencias o jornadas organizadas por instituciones o asociaciones
estatales, autonómicas o locales de tiempo libre, marginación o de profesionales
y, organizamos unas jornadas dirigidas al campo social y profesional,
celebradas en enero de 1989, a las que asistieron más de doscientos
profesionales y que propiciaron que la sociedad asturiana se interesara por
nuestros proyectos.
No éramos la única asociación o movimiento que empezaba o se
afianzaba, sin embargo la nuestra se asentaba sobre el modelo de educar en
libertad. Duró ocho años: desde 1986 a 1994 y, a pesar de que cómo en la vida
todo tiene un principio y un final, dejó una huella vital con la que viviríamos
a partir de entonces los que fuimos (antaño) educadores y (antaño) educandos.
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