Considero que la relación entre tutores y padres es
insuficiente. La clave está en haber asumido el “problema” como único factor
que la justifica. Si los chicos “van bien” esta relación parece carecer de
sentido.
Las dos partes estamos fallando:
- Los padres nos involucramos poco en el centro (en las elecciones al Consejo Escolar del instituto de mi hijo votamos… 24 de unos 1.000 padres censados. Si nos ponemos nota, tendríamos un 0,25 sobre 10. Muy deficiente). Delegamos la responsabilidad sobre la educación: para muchos padres no solo los centros de infantil son aparcaniños sino que amplían el parking a toda la etapa educativa. El grado de compromiso con la educación de nuestros hijos, que ya es bajo en Primaria, se reduce al mínimo en la enseñanza media, y más cuando superan los niveles obligatorios. Que ellos, adolescentes o rebeldes jóvenes, pasen de nosotros no significa que nosotros debamos pasar de ellos. Y, por último, nos escabullimos cuando se nos llama a participar en las actividades de nuestros centros. Generalizar es injusto, porque existen padres muy comprometidos, pero creo que damos un mal ejemplo a nuestros hijos. No podemos pedirles compromiso si el nuestro es tan bajo. Les pedimos que hagan sus deberes y nosotros no hacemos los nuestros. Así pues, ¿cuál es nuestra relación con el tutor? Acudimos, no todos, a las reuniones de aula; y solo volvemos a verles (temerosos ante un seguro problema) cuando nos llaman. Si nuestros hijos van bien no consideramos necesaria la reunión. Así que, en el mejor de los casos… hasta la reunión de aula del próximo curso.
- Los tutores tienen igual o más responsabilidad. Conozco casos de padres que conciertan citas con los tutores cuando los chicos van bien. No conozco ningún caso (seguro que existen) en que el profesor tome la iniciativa en la misma situación. Los profesores deben analizar cada caso individualmente y buscar la colaboración de los padres para sacar de cada alumno lo mejor. Noto la sorpresa –y el agrado- de los sucesivos tutores de mi hija (aún en Primaria y con excelentes resultados) cuando cada evaluación solicitamos una reunión para analizar sus progresos. Entonces, ¿por qué no llaman ellos? La falta de tiempo no puede ser la excusa. Siempre hay tiempo para lo importante.
Conozco un proyecto de innovación educativa en el instituto
de mi hijo que, además de aspectos como el trabajo con grupos reducidos,
agrupación cualitativa de alumnos y de las asignaturas por ámbitos y reducción
del número de profesores… se plantea que cada tutor tenga un máximo de cinco
alumnos para que los tutores mantengan reuniones con los padres quincenalmente.
Demuestra que los profesores, en muchos casos, son conscientes de la
importancia de esta relación tutores/padres. ¿Lo serán también los padres? ¿Se
cumplirá el objetivo?
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