viernes, 31 de agosto de 2012

¿Cómo construimos una comunidad de aprendizaje?


 Kilian Cruz-Dunne. Vocal de la Junta Directiva de Fapa-Rioja.  

Las Comunidades de Aprendizaje (CA) se basan en la participación. Todos los sectores de la comunidad intervienen en el proceso educativo. Se hace necesario conocer cuáles son las inquietudes, las demandas y los sueños que cada uno deposita en la Escuela. Es la fase del sueño. En ella todos y todas pensamos qué tipo de escuela es la que deseamos y de esta forma nos expresamos en un proceso conjunto. Soñamos los profesores y profesoras, los familia­res, el alumnado, el voluntariado y cualquier persona que desee impli­carse en la enseñanza de nuestros alumnos y alumnas. Antes de iniciar la comunidad entre todos, soñamos en primer lugar qué es lo que que­remos. Detectamos así las deman­das de cada sector y recabamos las ilusiones de cada uno de los inte­grantes de una comunidad educati­va. Una vez recopilados los sueños, podemos empezar a construir la escuela que queremos.
No es fácil la implantación. Hay que superar prejuicios sociales hereda­dos de tiempos pretéritos. La labor del docente parece perder peso en la sociedad de la información actual. Transmitir los valores de la igualdad, del respeto y del trabajo continuo no tienen buena prensa entre nuestro alumnado. Además, dentro de nuestro colectivo exis­ten, como en todos, personas con escasa paciencia y nula vocación.
Pero hay que trabajar en la misma dirección, apoyándonos y colabo­rando en las tareas educativas. Ese es el futuro de la educación.
Se define una CA como “un proyec­to de transformación social y cultu­ral de un centro educativo y de su entorno para conseguir una socie­dad de la información para todas las personas, basada en el aprendizaje dialógico, mediante una educación participativa que se concreta en to­dos sus espacios, incluidos el aula”. A pesar de la aparente complejidad, un centro con CA no es más que un lugar en el que la enseñanza es una tarea compartida por aque­llas personas del entorno que, de una manera u otra, puedan echar una mano en el proceso educativo del alumnado. Se trata de abrir las puertas y mirar al exterior. Convo­car a los familiares, a los agentes sociales del entorno, concejalías, entidades privadas y todas aquellas entidades dispuestas a colaborar en el empeño de la enseñanza. Ni más ni menos. Un centro en comunida­des es, por tanto, un centro abierto, dialogante y participativo en el que se procura democratizar todas las decisiones que puedan afectar a la vida académica, de convivencia y de organización.
El proceso de transformación no es sencillo. Pasa en primera instancia por que el claustro, al menos en un 70% , asuma la transformación y esté dispuesto a llevarla hasta sus últimas consecuencias. La primera fase debe residir en la formación. Antes de iniciar el proceso es nece­sario que el claustro al completo se forme en la filosofía de CA. En Espa­ña contamos con CREA y el trabajo de Ramón Flecha y de la Universi­dad de Barcelona, que están llevan­do a cabo lo que se denomina la ‘fase de sensibilización’.
A continuación se pasa por la fase de ‘toma de decisión’. A partir de aquí iniciamos la llamada fase del sueño, una de las experiencias más gratificantes. En ella todos y todas pensamos qué tipo de escuela es la que deseamos y de esta forma nos expresamos en un proceso conjunto. Soñamos los profesores y profesoras, los familiares, el alum­nado, el voluntariado y cualquier persona que desee implicarse en la enseñanza de nuestros alumnos y alumnas. Antes de iniciar la comu­nidad entre todos, soñamos en pri­mer lugar qué es lo que queremos...

viernes, 24 de agosto de 2012

Yoga y discapacidad


Elisabet Ubera Lizarriturri. Profesora de yoga.

“El yoga es uno y debe ser adaptado a las posibilidades de cada persona”.
Este es el principio sobre el que me baso para trabajar im­partiendo clases de yoga. Hay quien piensa que solamente lo pueden practicar algunas per­sonas, con unas características determinadas. Pero cuanto más conocimiento se tiene de esta ciencia milenaria, más cuenta te das de lo actual y de lo aplicable que es en nuestra sociedad.
Después de muchos años im­partiendo clases de yoga a per­sonas de todas las edades me acerqué al colectivo de disca­pacidad intelectual. Y ha tenido una gran acogida y aceptación por parte de los usuarios. El éxito de estos talleres pienso que está en que es una práctica donde se les respeta su ritmo y sus decisiones de participar o no. Se les valora por lo que son y no por lo que hacen y se sienten bien cuando lo practican.
La discapacidad es un fenóme­no complejo que refleja una interacción entre las caracte­rísticas del organismo humano y las características de la socie­dad en la que vive.
Cuando hablamos de discapa­cidad, estamos hablando de disminución de las facultades físicas o psíquicas de la perso­na para relacionarse adecuada­mente con el entorno, y a veces olvidamos fijarnos más en sus capacidades.
Mi experiencia con estas perso­nas me ha enseñado que, al fi­nal, dificultades cuando se trata de estar con nosotros mismos surgen de igual manera con discapacidad que sin ella. En­frentarnos a nuestras limitacio­nes físicas, a nuestras emocio­nes y a nuestros pensamientos siempre resulta difícil y superar estos obstáculos con los que nos encontramos supone un ar­duo trabajo. Requiere de tesón, constancia y confianza en lo que haces. Las personas que vienen a este grupo de trabajo las tie­nen y por eso siguen un año tras otro.
El profesor de yoga, más que nunca, se convierte en un ob­servador-acompañante que, con respeto a las limitaciones de todo tipo, intenta escuchar y hacer que el camino sea lo más entendible posible, teniendo en cuenta que el objetivo último sea el crecimiento y desarrollo personal.
El termino “yoga” etimológi­camente significa “unión”. Esta unión implica, por una parte, unión interna, donde cuerpo, mente y emociones estén in­tegrados y, por otra, unión con todo nuestro entorno (familia, amistades…). Su práctica nos ayuda a integrarnos mejor en la sociedad y a tener una presen­cia activa en ella. Desarrollamos la capacidad de conciencia de nosotros mismos y también de la existencia y comprensión del otro.
Mi experiencia con el ámbito de la discapacidad me lleva a la si­guiente conclusión:

“En toda persona capacitada existe una parte discapacita­da que cuesta reconocer, y en toda persona discapacitada podemos encontrar un punto de totalidad y perfección digna de ser respetada”.

viernes, 17 de agosto de 2012

¿Somos violentos por naturaleza?


Miguel Loza Aguirre. Pedagogo y asesor de Educación de Personas Adultas en el Berritzegune de Vitoria.

¿Será cierto lo que dijo el filósofo Thomas Hobbes allá por el siglo XVII al afirmar que “el hombre es un lobo para el hombre”? ¿O tal vez tenga razón Jean-Jacques Rousseau, un fi­lósofo del siglo XVIII, cuando señaló que la persona era buena por natu­raleza y que era la sociedad la que la corrompía?
En nuestra civilización casi todos pensamos que la persona es violenta por naturaleza y que cuando esa vio­lencia aflora al exterior es porque ha superado los mecanismos que tene­mos y que hemos aprendido a través de nuestra educación para contro­larla. Este pensamiento es peligroso porque justifica las reacciones vio­lentas como algo que llevamos en nuestros genes y que, claro, algunas veces se puede escapar al dominio de nuestra voluntad. Es decir, todos y todas somos violentos y es la edu­cación la que hace que controlemos más o menos esos impulsos. NADA MÁS INCIERTO. El Holocausto judío, que supuso una violencia antes no conocida por la humanidad y que asesinó a más de seis millones de personas, fue ideado y llevado a cabo por gentes muy educadas –se puede educar para el amor o para la violencia–. Por tanto, la violencia no es algo que esté en nuestros genes, sino una opción que está en nues­tras manos el ejercerla o no. SOMOS PACÍFICOS PORQUE PODEMOS SER VIOLENTOS. Somos justos porque podemos ser injustos. Somos ca­paces de amar porque también lo somos de odiar. Somos honrados porque podemos robar. Es decir, so­mos lo que somos porque también podemos ser lo contrario.
Ahora bien, hemos de reconocer que es muy difícil desembarazarse de la idea de que la violencia la lle­vamos en nuestra sangre. Y es com­plicado porque la Historia que nos enseñan y aprendemos está llena de violencia. Todo, o casi todo, son: batallas, guerras, luchas, conquis­tas. Muchos de los grandes perso­najes que estudiamos, casi todos hombres, lo son por el poder que atesoraron a través del ejercicio de la violencia. Podríamos decir que la Historia que conocemos está ahíta de sangre y que da la sensación de que el uso de la violencia es impres­cindible para llegar a ser un gran personaje. Y también hoy en día las noticias se tiñen de rojo. Los distin­tos medios de comunicación des­tacan la violencia en sus titulares, dándonos la sensación de que no es posible un mundo sin violencia, no ya porque no haya condiciones para ello, sino porque violencia y mundo van siempre unidos. OTRA GRAN MENTIRA tras la que se esconden inconfesables intereses egoístas de determinadas personas y grupos. Porque si abrimos bien los ojos ve­remos que por cada acto de violen­cia hay millones de actos de amor. Por cada puñetazo hay millones de miradas tiernas, por cada insulto millones de caricias y por cada agre­sión millones de besos. Lo triste es que una sola bala sea noticia y no lo sean los millones de miradas tiernas, de caricias y de besos. El mundo, la humanidad no ha sobrevivido gra­cias a los belicosos personajes que estudiamos en la Historia y que hoy en día inundan los titulares de los medios de comunicación. NO. Estos son los enemigos de la humanidad, los que hacen peligrar su supervi­vencia. El mundo, la humanidad ha sobrevivido gracias a la ternura, a las caricias, a los besos, a los abra­zos, a los actos de solidaridad y de justicia. Y el mundo, si consigue so­brevivir y seguir siendo humanidad y no desaparecer, lo logrará a base de amor. Somos seres que necesita­mos del cariño de las otras personas para crecer y vivir. Somos seres por­tadores de ternura porque estamos hechos de amor. Solo la violencia ejercida voluntariamente por aque­llas personas que renunciaron a ese manantial del que nacieron son las que ponen en peligro nuestra exis­tencia y la de toda la humanidad. Así que no pienses nunca que si eres violento es porque lo llevas dentro. Nada más falso.

viernes, 10 de agosto de 2012

¡Mimando la educación!


 Rosana Gómez Cadiñanos. Presidenta de Faro.

 “Ilumina una sonrisa” es des­de hace aproximadamente un año el programa educati­vo que Faro (Asociación Rioja­na de Familiares y Amigos de Niños con Cáncer) y la Con­sejería de Educación, llevan a cabo con niños que, por razones de salud, permanecen temporalmente hospitalizados o en convalecencia domiciliaria.
El reto más importante al que nos enfrentábamos con este proyecto era el de lograr dar respuesta integral en el apoyo educativo domicilia­rio. Atender tanto las necesi­dades educativas relacionadas con los aspectos curriculares como las de tipo afectivo y per­sonal.
Efectos del tratamiento, in­certidumbre, largos proce­dimientos… son algunos de los impactos a los que debe de someterse el niño y su fami­lia. Ante esta situación, la res­puesta de la educación debe de ser compacta, representar un referente y contribuir a pre­venir las dificultades de apren­dizaje y aislamiento social que supone una larga convalecencia domiciliaria u hospitalaria.
Profesionales del mismo centro escolar al que pertenecen los alumnos, informados, protegi­dos y respaldados por toda la infraestructura tanto humana como material que les aporta­mos, son los que se encargan de acudir a los domicilios de las familias con niños convale­cientes para trasladarles, aun­que solo sea unas horas a la semana, el cole a casa. No hay nada tan real ni que aporte al niño tanta esperanza de futuro como el examen de la sema­na que viene o la trastada que cualquier compañero de cla­se se ha permitido hacer en la hora de mates.
Todas las partes implicadas en “Ilumina una sonrisa”, docentes, administración y Faro trata­mos de mimar nuestro trabajo educativo para que la reincor­poración escolar sea lo más na­tural y exitosa posible. Forma parte del proceso el tratar de que el alumno vea su retorno al aula como el de quien regresa de un largo viaje y tiene mu­cho que contar.
Para evitar el alto riesgo de aislamiento social, aprovecha­mos las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tec­nologías e incorporamos a la labor docente herramientas como la plataforma Moodle, para fomentar el trabajo en la red y la comunicación telemá­tica. Tratamos de convertir una situación de desventaja acadé­mica en una oportunidad para desarrollar destrezas.
Pertenecer a una comunidad autónoma pequeña nos permi­te personalizar cada uno de los apoyos educativos domicilia­rios que atendemos así como coordinar todas las partes im­plicadas, para que la reincorpo­ración escolar sea para el niño enfermo un estímulo.

viernes, 3 de agosto de 2012

La educación y las nuevas tecnologías


Eduardo San Rufo. Alumno de Formación Profesional de Informática y administrativo en el Centro Áncora de ARPS en Calahorra. 

Hasta hace pocos años, cuando hablábamos de estar matricu­lado en un instituto o univer­sidad, siempre hacíamos re­ferencia a la asistencia a clase de forma presencial. Con la in­corporación de las TIC (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación) a la Educa­ción, cada vez es mayor el nú­mero de alumnos y alumnas, ya sea de Formación Profesional (FP) o de carreras universitarias, que cursan (cursamos) nues­tros estudios vía online.
En el caso de la FP, en varias Co­munidades Autónomas ya se imparten varios ciclos de forma semipresencial, tanto de Grado Medio como de Grado Supe­rior, y en titulaciones tan varia­das como comercio, adminis­tración, informática o atención sociosanitaria, entre otros. En la actualidad en La Rioja sólo se imparte el ciclo de grado superior de educación infantil, pero en otras Comunidades el abanico es más extenso.
Por otro lado, en algunos ins­titutos disponen ya de un aula virtual que permite colgar el temario y los ejercicios que hay que ir entregando a los distintos profesores. También se suelen poner al alcance de los alumnos y alumnas herra­mientas online como pueden ser foros, chats…, entornos colaborativos que permiten interactuar con el profesor y mantener contacto con otros compañeros, estableciendo espacios donde profesores y estudiantes pueden dialogar, compartir experiencias, resol­ver dudas y ampliar conoci­mientos.
La incorporación de las Nue­vas Tecnologías a la Educación supone una gran oportunidad para las personas que trabajan (trabajamos) y quieren com­pletar su formación; o para aquéllas que no disponen de medios económicos suficien­tes para trasladarse a estudiar a otra Comunidad Autónoma.
La enseñanza a distancia conlle­va una implicación especial por parte del estudiante ya que debe sacar tiempo para leer, compren­der, estudiar y hacer ejercicios con la ayuda del libro y apuntes colgados en el aula virtual.
En definitiva, la aplicación de las TIC a la Educación amplía el abanico de oportunidades, be­neficia el desarrollo de nuevas capacidades de los alumnos y alumnas en plena era digital y complementa sus competen­cias laborales, para un óptimo desarrollo profesional, en un entorno cada vez más compe­titivo.
Para saber qué ciclos formati­vos se pueden estudiar en cada Comunidad Autónoma y qué institutos o centros los impar­ten, el Ministerio de Educación tiene habilitada una página web a la que te puedes dirigir para más información.