Elisabet Ubera
Lizarriturri. Profesora de yoga.
“El yoga es uno y debe ser adaptado a las posibilidades de cada persona”.
Este es el principio sobre el que me baso para trabajar impartiendo
clases de yoga. Hay quien piensa que solamente lo pueden practicar algunas personas,
con unas características determinadas. Pero cuanto más conocimiento se tiene de
esta ciencia milenaria, más cuenta te das de lo actual y de lo aplicable que es
en nuestra sociedad.
Después de muchos años impartiendo clases de yoga a personas
de todas las edades me acerqué al colectivo de discapacidad intelectual. Y ha
tenido una gran acogida y aceptación por parte de los usuarios. El éxito de
estos talleres pienso que está en que es una práctica donde se les respeta su
ritmo y sus decisiones de participar o no. Se les valora por lo que son y no
por lo que hacen y se sienten bien cuando lo practican.
La discapacidad es un fenómeno complejo que refleja una
interacción entre las características del organismo humano y las
características de la sociedad en la que vive.
Cuando hablamos de discapacidad, estamos hablando de
disminución de las facultades físicas o psíquicas de la persona para
relacionarse adecuadamente con el entorno, y a veces olvidamos fijarnos más en
sus capacidades.
Mi experiencia con estas personas me ha enseñado que, al final,
dificultades cuando se trata de estar con nosotros mismos surgen de igual
manera con discapacidad que sin ella. Enfrentarnos a nuestras limitaciones
físicas, a nuestras emociones y a nuestros pensamientos siempre resulta
difícil y superar estos obstáculos con los que nos encontramos supone un arduo
trabajo. Requiere de tesón, constancia y confianza en lo que haces. Las
personas que vienen a este grupo de trabajo las tienen y por eso siguen un año
tras otro.
El profesor de yoga, más que nunca, se convierte en un observador-acompañante
que, con respeto a las limitaciones de todo tipo, intenta escuchar y hacer que
el camino sea lo más entendible posible, teniendo en cuenta que el objetivo
último sea el crecimiento y desarrollo personal.
El termino “yoga” etimológicamente significa “unión”. Esta
unión implica, por una parte, unión interna, donde cuerpo, mente y emociones
estén integrados y, por otra, unión con todo nuestro entorno (familia,
amistades…). Su práctica nos ayuda a integrarnos mejor en la sociedad y a tener
una presencia activa en ella. Desarrollamos la capacidad de conciencia de
nosotros mismos y también de la existencia y comprensión del otro.
Mi experiencia con el ámbito de la discapacidad me lleva a
la siguiente conclusión:
“En toda persona capacitada existe una parte discapacitada
que cuesta reconocer, y en toda persona discapacitada podemos encontrar un
punto de totalidad y perfección digna de ser respetada”.
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