viernes, 4 de julio de 2014

El aprendizaje como motor de desarrollo personal

Ana Ayensa Muro. Periodista. Dinamizadora de programas en el entorno, dirigidos a personas con discapacidad intelectual (ARPS).

Mi trabajo como periodista siem­pre me ha vinculado, de una u otra forma, a los pueblos. He recorrido gran parte de la geografía riojana, conociendo a gente inolvidable y viviendo experiencias que siempre me emociona recordar.
A través de mis viajes y mis repor­tajes, he desarrollado una sensibili­dad especial por el mundo rural.
Mi trabajo en ARPS (Asociación Rio­jana Pro Personas con Discapacidad Intelectual), me ha permitido volver a recorrer La Rioja, gracias al programa “Conociendo nuestros pueblos”, que desarrollo en el Centro de Atención Diurna (CAD) “Domingo Ochoa”. La iniciativa cumple este año su cuarta edición y está financiada a través de la Consejería de Educación, Cultura y Turismo del Gobierno de La Rioja y fondos propios.
El objetivo es que los y las partici­pantes conozcan La Rioja, sus pue­blos y sus tradiciones, a través de sus propias vivencias y experiencias personales. Se trata de compartir un interesante viaje por nuestra re­gión, en el que todos podamos en­señar y aprender disfrutando.
En el programa se desarrollan dife­rentes actividades: charlas de ex­pertos, visitas a talleres de oficios artesanos y excursiones. Los des­tinos son elegidos por los propios participantes, bien por proceden­cia, por vinculación familiar o sim­plemente por interés. Ellos mismos hacen una presentación de lo visto en el aula, por medio de fotografías y otros materiales audiovisuales.
Este aprendizaje en el medio y su puesta en común en el aula con el resto de compañeros y compañe­ras, convierte a los y las participan­tes en el programa en cicerones de su pueblo y transmisores de la cul­tura y las tradiciones de su tierra.
La transferencia de conocimientos a través de la evocación de expe­riencias personales enriquece el aprendizaje y contribuye a que los conocimientos sean integrados más fácilmente. Por otra parte, el apren­dizaje estimula el logro y propor­ciona el refuerzo positivo, convir­tiéndose así, en motor de desarrollo personal para los y las participantes.
Se trata de un método comunica­tivo, interactivo y que favorece el trabajo en equipo y, sobre todo, la autonomía de las personas con dis­capacidad intelectual.
Tanto en las excursiones, como en las charlas, los contenidos se expo­nen de lo concreto a lo más gene­ral. Tomando como referencia los pueblos de los participantes se van dando unas pautas que ayudan a conocer a grandes rasgos La Rio­ja: su geografía, el medio físico y humano, tradicional oral, aconteci­mientos históricos importantes, etc.
Tres hechos constatan o avalan el éxito de este programa: el aumento de participantes cada año, el interés de los que repiten y la asimilación de conceptos, algo que queda pa­tente cuando viene un experto y se queda sorprendido por el nivel de conocimientos que tiene una parte importante del grupo.
El grado de satisfacción de los par­ticipantes demuestra que el trabajo desarrollado incide directamente en el aumento del bienestar psíqui­co, un incremento de la autoestima, la valoración personal y social, así como una mejora en la calidad de sus relaciones con el entorno.

Una de las claves más importantes del éxito de esta iniciativa, es el in­terés de los y las participantes por aprender y su voluntad de partici­par. Ellos y ellas demuestran cada día que, con apoyos, cualquier plan­teamiento clásico sobre la persona con discapacidad intelectual se su­pera y se enriquece, pues son muy capaces de desarrollar habilidades adaptativas que les permiten cre­cer como personas y convertirse en miembros activos de la comunidad y la sociedad a la que pertenecen.