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viernes, 6 de noviembre de 2015

“Nos ha llamado la atención la profesionalidad de los jóvenes de Pioneros”

Aitor Zenarruzabeitia es el jefe de estudios del colegio Caballe­ro de la Rosa donde los jóvenes del Taller de Pioneros han reali­zado el proyecto de Aprendizaje Servicio Construyendo Sonrisas.

¿Cómo ha visto las competen­cias de los chavales de Pione­ros en este APS?
La competencia que yo he visto que se desarrolla más claramen­te es la competencia social en el sentido de que los jóvenes de Pioneros han venido al colegio a presentar los productos que han trabajado para este proyecto de Aprendizaje Servicio, APS. Esto requiere que en algunos momen­tos han tenido que realizar los productos en directo, y en otros, exponerlos en las aulas. En am­bos casos siempre ha habido una relación con los pequeños y ha supuesto primero valorar el pro­pio producto y después sentirse orgullosos de que han aportado su trabajo al colegio.

¿Cómo ha sido la respuesta de Pioneros ante la solicitud del Caballero de la Rosa para este proyecto?
Entusiasta, descomunal, implica­da al máximo, muy comprome­tida. Nos ha llamado la atención la profesionalidad de los jóvenes que están muy bien guiados por todos los profesionales de Pio­neros. Ha sido una respuesta ilu­sionada y técnica, es decir, con rigor, que no se está haciendo un “trabajito”, las cosas se hacen bien y con una calidad tremenda y creo que con enorme entusias­mo, cada vez tienen más confian­za como si esto fuera un lugar para ellos como puede ser para un escultor un museo. Un lugar donde las obras van a perdurar y un servicio que queda ahí del que sentirse orgulloso y por su­puesto que les va a suponer una autoestima muy grande de decir “yo estoy aportando” además, al propio sistema educativo, que es como darle la vuelta a la trayecto­ria que han tenido estos mucha­chos y muchachas.

¿Qué relación se ha creado en­tre el Caballero de la Rosa y Pioneros?
Una relación creciente, en un pri­mer momento fueron las aulas de infantil y primero y segundo, fue muy cercana porque era entrar en ellas, explicar los juegos que habían realizado y enseñarles a los niños a jugar. Esto mismo se­ría interesante poder hacerlo en los juegos de patio que han reali­zado y organizar por ejemplo un recreo cooperativo donde ellos puedan monitorizar los momen­tos de juego y explicarlos.

¿Qué aporta al colegio este proyecto?
Aporta una serie de trabajos y de juegos que nosotros los profeso­res no tenemos ni el tiempo ni la artesanía para poder realizar. Es acceder a unos trabajos a la carta porque hemos dialogado sobre cómo queríamos estos juegos, hemos creado tamaños especia­les, macro tamaños, y todo este desarrollo solo se puede hacer con un proyecto de Aprendizaje Servicio, donde ellos captan muy bien el interés educativo de estos juegos y lo aportan tal cual.

¿Cómo han recibido los más pequeños este proyecto?

El lema del proyecto Aprendi­zaje Servicio lo dice muy bien: “Construyendo sonrisas”, cuando hemos visto las caras de los críos el día que estaba terminado el úl­timo circuito de ruedas, lo decía todo. Estaba todo infantil enca­ramado en estas ruedas, cuando les ibas a preguntar sobre todo a las grandes si les gustaba o no, decían “sí, estamos felices por­que estamos jugando en altura, como si fueran montañas”.

viernes, 31 de agosto de 2012

¿Cómo construimos una comunidad de aprendizaje?


 Kilian Cruz-Dunne. Vocal de la Junta Directiva de Fapa-Rioja.  

Las Comunidades de Aprendizaje (CA) se basan en la participación. Todos los sectores de la comunidad intervienen en el proceso educativo. Se hace necesario conocer cuáles son las inquietudes, las demandas y los sueños que cada uno deposita en la Escuela. Es la fase del sueño. En ella todos y todas pensamos qué tipo de escuela es la que deseamos y de esta forma nos expresamos en un proceso conjunto. Soñamos los profesores y profesoras, los familia­res, el alumnado, el voluntariado y cualquier persona que desee impli­carse en la enseñanza de nuestros alumnos y alumnas. Antes de iniciar la comunidad entre todos, soñamos en primer lugar qué es lo que que­remos. Detectamos así las deman­das de cada sector y recabamos las ilusiones de cada uno de los inte­grantes de una comunidad educati­va. Una vez recopilados los sueños, podemos empezar a construir la escuela que queremos.
No es fácil la implantación. Hay que superar prejuicios sociales hereda­dos de tiempos pretéritos. La labor del docente parece perder peso en la sociedad de la información actual. Transmitir los valores de la igualdad, del respeto y del trabajo continuo no tienen buena prensa entre nuestro alumnado. Además, dentro de nuestro colectivo exis­ten, como en todos, personas con escasa paciencia y nula vocación.
Pero hay que trabajar en la misma dirección, apoyándonos y colabo­rando en las tareas educativas. Ese es el futuro de la educación.
Se define una CA como “un proyec­to de transformación social y cultu­ral de un centro educativo y de su entorno para conseguir una socie­dad de la información para todas las personas, basada en el aprendizaje dialógico, mediante una educación participativa que se concreta en to­dos sus espacios, incluidos el aula”. A pesar de la aparente complejidad, un centro con CA no es más que un lugar en el que la enseñanza es una tarea compartida por aque­llas personas del entorno que, de una manera u otra, puedan echar una mano en el proceso educativo del alumnado. Se trata de abrir las puertas y mirar al exterior. Convo­car a los familiares, a los agentes sociales del entorno, concejalías, entidades privadas y todas aquellas entidades dispuestas a colaborar en el empeño de la enseñanza. Ni más ni menos. Un centro en comunida­des es, por tanto, un centro abierto, dialogante y participativo en el que se procura democratizar todas las decisiones que puedan afectar a la vida académica, de convivencia y de organización.
El proceso de transformación no es sencillo. Pasa en primera instancia por que el claustro, al menos en un 70% , asuma la transformación y esté dispuesto a llevarla hasta sus últimas consecuencias. La primera fase debe residir en la formación. Antes de iniciar el proceso es nece­sario que el claustro al completo se forme en la filosofía de CA. En Espa­ña contamos con CREA y el trabajo de Ramón Flecha y de la Universi­dad de Barcelona, que están llevan­do a cabo lo que se denomina la ‘fase de sensibilización’.
A continuación se pasa por la fase de ‘toma de decisión’. A partir de aquí iniciamos la llamada fase del sueño, una de las experiencias más gratificantes. En ella todos y todas pensamos qué tipo de escuela es la que deseamos y de esta forma nos expresamos en un proceso conjunto. Soñamos los profesores y profesoras, los familiares, el alum­nado, el voluntariado y cualquier persona que desee implicarse en la enseñanza de nuestros alumnos y alumnas. Antes de iniciar la comu­nidad entre todos, soñamos en pri­mer lugar qué es lo que queremos...