Kilian Cruz-Dunne.
Vocal de la Junta Directiva de Fapa-Rioja.
Las Comunidades de Aprendizaje (CA) se basan en la
participación. Todos los sectores de la comunidad intervienen en el proceso
educativo. Se hace necesario conocer cuáles son las inquietudes, las demandas y
los sueños que cada uno deposita en la Escuela. Es la fase del sueño. En ella
todos y todas pensamos qué tipo de escuela es la que deseamos y de esta forma
nos expresamos en un proceso conjunto. Soñamos los profesores y profesoras, los
familiares, el alumnado, el voluntariado y cualquier persona que desee implicarse
en la enseñanza de nuestros alumnos y alumnas. Antes de iniciar la comunidad
entre todos, soñamos en primer lugar qué es lo que queremos. Detectamos así
las demandas de cada sector y recabamos las ilusiones de cada uno de los integrantes
de una comunidad educativa. Una vez recopilados los sueños, podemos empezar a
construir la escuela que queremos.
No es fácil la implantación. Hay que superar prejuicios
sociales heredados de tiempos pretéritos. La labor del docente parece perder
peso en la sociedad de la información actual. Transmitir los valores de la
igualdad, del respeto y del trabajo continuo no tienen buena prensa entre
nuestro alumnado. Además, dentro de nuestro colectivo existen, como en todos,
personas con escasa paciencia y nula vocación.
Pero hay que trabajar en la misma dirección, apoyándonos y
colaborando en las tareas educativas. Ese es el futuro de la educación.
Se define una CA como “un proyecto de transformación social
y cultural de un centro educativo y de su entorno para conseguir una sociedad
de la información para todas las personas, basada en el aprendizaje dialógico,
mediante una educación participativa que se concreta en todos sus espacios,
incluidos el aula”. A pesar de la aparente complejidad, un centro con CA no es
más que un lugar en el que la enseñanza es una tarea compartida por aquellas
personas del entorno que, de una manera u otra, puedan echar una mano en el
proceso educativo del alumnado. Se trata de abrir las puertas y mirar al
exterior. Convocar a los familiares, a los agentes sociales del entorno,
concejalías, entidades privadas y todas aquellas entidades dispuestas a
colaborar en el empeño de la enseñanza. Ni más ni menos. Un centro en comunidades
es, por tanto, un centro abierto, dialogante y participativo en el que se
procura democratizar todas las decisiones que puedan afectar a la vida
académica, de convivencia y de organización.
El proceso de transformación no es sencillo. Pasa en primera
instancia por que el claustro, al menos en un 70% , asuma la transformación y
esté dispuesto a llevarla hasta sus últimas consecuencias. La primera fase debe
residir en la formación. Antes de iniciar el proceso es necesario que el
claustro al completo se forme en la filosofía de CA. En España contamos con
CREA y el trabajo de Ramón Flecha y de la Universidad de Barcelona, que están
llevando a cabo lo que se denomina la ‘fase de sensibilización’.
A continuación se pasa por la fase de ‘toma de decisión’. A
partir de aquí iniciamos la llamada fase del sueño, una de las experiencias más
gratificantes. En ella todos y todas pensamos qué tipo de escuela es la que
deseamos y de esta forma nos expresamos en un proceso conjunto. Soñamos los
profesores y profesoras, los familiares, el alumnado, el voluntariado y
cualquier persona que desee implicarse en la enseñanza de nuestros alumnos y
alumnas. Antes de iniciar la comunidad entre todos, soñamos en primer lugar
qué es lo que queremos...
Enhorabuena por el artículo y por la iniciativa. Gran proyecto.
ResponderEliminarFelicidades por el artículo, muy claro y comprensible.Gracias
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