viernes, 8 de febrero de 2013

¿Quién abandona a quien?



Área Sociolaboral de Fundación Pioneros

“De estar en la calle liándola, ahora pienso en hacer los deberes, en estu­diar para el examen…”. Estas son las palabras que Roger, un alumno de bachillerato que ha tenido un itine­rario formativo distinto a los alumnos que generalmente llegan a bachiller. Con 14 años llegó al Programa Au­las Externas de Fundación Pioneros, después realizó los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI I y II) y así consiguió uno de sus prin­cipales objetivos: titularse en ESO.
Desde el Área Sociolaboral de la Fun­dación Pioneros y basándonos en realidades como esta consideramos que todos los alumnos y alumnas pueden tener éxito académico; y cuando decimos todos también nos referimos a aquellos alumnos que han desaparecido incluso de los por­centajes del llamado fracaso escolar. Desde esta perspectiva planteamos la necesidad y el derecho de que to­das y todos, siendo diferentes, pue­dan tener todas las oportunidades. Dentro del fracaso y absentismo es­colar el menor de los problemas es la bajada de los resultados académicos. El núcleo del problema el algo mu­cho más amplio que afecta al alum­no, a la familia y a la sociedad.
Ante el debate intenso que está surgiendo respecto al nuevo ante­proyecto de ley, nos preocupa pro­fundamente cómo se va a garantizar el derecho a la educación de alum­nos que, pese a atravesar momen­tos complicados de su ciclo vital, se esfuerzan en responder lo mejor que pueden dentro de los entornos difíciles en los que viven. Existe el peligro de etiquetar a estos jóvenes desde una edad muy temprana de­rivándoles a opciones que ya no les permitirán más adelante retornar a un itinerario formativo y académico. También queremos destacar, por su gran repercusión social, el riesgo que supone lanzar a adolescentes y jóvenes poco preparados al mercado laboral. La pregunta que nos surge es ¿quién abandona a quién?
Desde Fundación Pioneros quere­mos seguir apostando por itinerarios de reconstrucción largos con recur­sos donde se integran distintas inter­venciones, con una visión multidisci­plinar y de actuación simultáneas en el tiempo. El abordaje de estas reali­dades no puede hacerse solamente desde una perspectiva formativa, no podemos parcelar a la persona.
Insistiendo en el camino de las opor­tunidades, los Programas de Cualifi­cación Profesional Inicial, nos pare­cen una herramienta muy válida de intervención directa en el fracaso o abandono escolar. A nosotros siem­pre nos han permitido seguir con el alumno, acompañarle en este pro­ceso tan complicado que es vivir la adolescencia y por supuesto poder ofrecerle una meta como es la titula­ción en ESO.
Los educadores tenemos el privi­legio de poder sentir cada día una nueva oportunidad para acompa­ñar a la persona y experimentar crecimiento, libertad, igualdad, integración, sentimientos, comu­nidad…, tenemos ocasión de vivir junto a los chavales y chavalas un momento vital importante acep­tando todo lo que esto conlleva, teniendo que revisarnos nosotros mismos en nuestras actitudes que pueden estar dificultando su ca­mino y, a la vez, favoreciendo un modelo educativo donde todas las personas puedan tener opor­tunidad de conseguir los máximos para desarrollarse en todos los as­pectos de su vida. Quizás con una lectura de la realidad distinta a la que se ha estado haciendo hasta el momento, sea posible que esa me­dición de rendimiento que tanto nos preocupa hoy, pase a ser una anécdota comparada con todo lo aprendido en este camino que es la educación.