Pedro Vallés Turmo. Profesor.
Todos coincidimos. Estamos inmersos en una época de crisis.
Lo conocido va transformándose y lo nuevo emerge difuso o está en ciernes. ¿Cómo educar en estos tiempos? Primero: vivir un tiempo de cambios es tener la suerte de poder participar en la eclosión de una nueva sociedad. Segundo: es un tiempo de retos para hacer realidad proyectos que precisan de nuevos enfoques; es decir, tiempo de oportunidades. Tercero: para avanzar nos orientan los principios sólidos de una personalidad íntegra con una ética social comprometida.
En la escuela está el embrión del futuro, es más, ya es el futuro. Los maestros estamos atentos para impregnarlo de los principios humanistas que han posibilitado la libertad de millones de seres humanos, mejorado las condiciones de vida, garantizado la igualdad ante la ley y una justicia social.
Y frente a un mundo que plantea nuevos retos, (aunque a ojos de muchas personas se rompe, otros lamentan el estado de degradación ambiental y económica al que ha llegado) dotaremos a nuestros alumnos de herramientas personales y sociales para que tengan criterios de decisión.
En las aulas hay que abordar los temas que están inquietando a la humanidad. Los niños y jóvenes no solo tienen que conocerlos, sino afrontarlos desde su creatividad, desde su pensamiento global y sobre todo desde su responsabilidad y compromiso. Las aulas tienen que ser espacios de participación social. La realidad tiene que compartir y debatir con sus jóvenes ciudadanos: necesitamos visitar más realidades del entorno, que ellas vengan a las aulas, se sienten en los pupitres y conversen, dialoguen, escuchen nuevos planteamientos e incluso que establezcan confrontaciones argumentativas. Esa escuela es la de tiempos de crisis, la que prepara a sus nuevos ciudadanos haciéndoles partícipes de sus inquietudes, dotándoles de sus mejores herramientas, tanto de tecnologías como de pensamientos; las ideas más innovadoras tienen que llegar a los espacios jóvenes.
Es el enfoque de una educación que forma en competencias a partir de tareas de su realidad social, económica, cultural, tecnológica y lúdica. Alumnos que trabajan con técnicas de aprendizaje cooperativo, que viven, experimentan y ponen en práctica los valores que sustentan una sociedad democrática y justa. Una escuela de vida para la vida.
Son muchos años los que he dedicado a educar. Primero en medio abierto, luego en las aulas. Junto a los muchachos y sus familias hemos transformado muchas situaciones de injusticia en situaciones de dignidad. Con la capacidad de leer la realidad y ser activos en ella, hemos liberado a muchachos y muchachas de la ignorancia y de la esclavitud de la miseria. Siempre ha sido tiempo de crisis para muchos ciudadanos y siempre ha sido tiempo de ser proactivos y de luchar. Eso sí, juntos, desde la amistad, desde la confianza.
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