María Benítez Pérez-Fajardo. Miembro
del Grupo Educación para el Desarrollo, de la Coordinadora ONGD La Rioja.
Educar:
Tomado del latín ēdŭcāre (emparentado con dūcěre que quiere decir conducir,
sacar afuera, criar).
Partiendo
de su más elemental definición etimológica, la educación es algo tan simple
como “sacar afuera” lo que hay dentro, lo que la persona lleva dentro de sí. Y
desde este punto de partida asoma la primera contradicción con nuestro actual
modelo educativo. ¿En qué consiste educar hoy en día? Si nos referimos a la educación
formal (la que se proporciona en escuelas, institutos, universidades: Centros
educativos) consiste casi únicamente en “meter dentro” datos, ¿conocimiento? El
planteamiento fundamental, disfrazado de “aprender”, no contempla en absoluto
el desarrollo (proceso de evolución, crecimiento y cambio de un objeto, persona
o situación específica) de la persona, ni de los países. Entendiendo siempre
el desarrollo en términos de mejora de las capacidades y calidades de vida de
las personas, no en su aspecto económico, sino humano.
Frente
a esta realidad, la “Educación para el Desarrollo debe entenderse como un
proceso para generar conciencias críticas, hacer a cada persona responsable y
activa, con el fin de construir una sociedad civil, tanto en el Norte como en
el Sur, comprometida con la solidaridad, entendida esta como
corresponsabilidad, y participativa, cuyas demandas, necesidades,
preocupaciones y análisis se tengan en cuenta a la hora de tomar decisiones
políticas, económicas y sociales”. Coordinadora de ONGD-España.
Porque
defendemos que solo desde la educación en valores, género, medio ambiente,
derechos humanos, etc., promocionando las capacidades de los pueblos para
decidir quiénes y cómo quieren ser y realizar su propia evolución, es decir, su
desarrollo, se puede producir un verdadero cambio social, político y humano.
Ninguna alteración se producirá en el mundo si no se produce antes en las
personas que lo habitan. El ser humano está preparado y diseñado para respetar
y ser compasivo con sus semejantes, pero no son estos los valores que fomenta
nuestro entorno, es más ni siquiera nos invita a ver como semejantes a quienes
nos acompañan en este viaje, por extranjería, opción sexual, género, color de
piel, etc.
Por
persona con educación se entiende aquella que muestra respetar unas normas de
comportamiento social o aquella que ha adquirido unos conocimientos
intelectuales. No comprende en ningún caso su comportamiento humano, social,
sus principios y valores. Que son los únicos que realmente definen a las
sociedades. Cuando no se contempla a quien tenemos al lado como semejante,
entonces de nada sirve definirnos como tolerantes, como solidarios, respetuosos
y no racistas, pues en nuestro imaginario social y privado, no lo son; son
diferentes, son los/as “otros/as”. Y esto de una manera u otra se verá
reflejado en nuestras actitudes cotidianas, en nuestra forma de ir por el
mundo, inevitablemente. No saldrá de ti nada que no esté dentro.
¿Entonces
para qué sirve la formación en adquirir títulos educativos, contribuir al
desarrollo tecnológico, científico e intelectual del planeta? ¿De qué sirve, si
estamos olvidando al habitante fundamental de ese mismo planeta: el ser
humano? Para tener una mejor calidad de vida, en cuanto a salud, higiene,
esperanza de vida, comodidades tecnológicas: ¿Quiénes? El 20 % de la población
mundial, solo el 20%. Para ir a la Luna: ¿Para qué? ¿Para distraernos mirando
al cielo de la realidad que nos rodea e inunda, aquí, en el suelo?
Creemos que la
responsabilidad personal y colectiva de una sociedad no se demuestra en su
progreso económico, en su nivel tecnológico o científico sino en su compromiso
con la humanidad, en su búsqueda del bien común, en su sentido de la justicia
social. El desarrollo del ser humano pasa por el fomento de una conciencia
crítica, ética, compasiva e igualitaria. El crecimiento de la persona y de la
humanidad necesita más de nuestro comportamiento que de nuestros conocimientos
académicos, recordando una vez más a qué pocos han servido esos avances
(tecnológicos, científicos etc.) a lo largo de la Historia.
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