Ana Calvo Álvarez. Educadora de Fundación Pioneros.
La igualdad de género va más allá de la equiparación de lo
femenino con lo masculino, también considera lo femenino como riqueza, afirma
la libertad femenina y atiende a la singularidad y pluralidad de las mujeres.
Las mujeres son más del 50% de la población general. Por tanto, no se las puede
seguir tratando como colectivo. De ahí que lo masculino deba ya dejar de ser
considerado como referencial universal y medida de la experiencia humana
(Androcentrismo).
Una de las trampas del patriarcado que ha hecho desvirtuar
la imagen de la igualdad, es promocionar la idea de que beneficia solamente a
las mujeres. En realidad, es una apuesta más amplia a favor de la sostenibilidad
social y calidad de vida. La igualdad entre mujeres y hombres empezó a ser un
objetivo institucional (y no solo de organizaciones feministas y de mujeres),
a partir de la creación del Instituto de la Mujer en 1983. Además, la
desigualdad y la discriminación de género son incompatibles con la democracia.
Otra de las trampas viene definida por aquellas personas que
defienden que la igualdad de género existe afirmando que “hoy en día hay
igualdad”. Ni en términos de poder, ni de visibilidad, ni de remuneración
económica, ni en lo que respecta a la seguridad ni a la salud hay igualdad.
Tampoco en el uso del tiempo, al valor que se concede al trabajo en el ámbito
público y privado, la promoción profesional o la violencia de género (Espido
Freire, 2005). Este es el formato actual de la desigualdad. Por tanto, no podemos
hablar de equidad a pesar de los avances legislativos. A 25 de junio de 2012,
26 hombres han asesinado a sus compañeras, novias, mujeres o exparejas porque
sí. Porque ellas decidieron denunciar, porque llevaban la falda demasiado
corta, porque la sopa estaba fría o porque simplemente él era todo lo que
necesitaba ella.
(http://ibasque.com/mujeres-muertas-en-espana-por-violencia-machista/)
Cuando hablamos de “espejismo de igualdad” nos referimos a
que determinados logros (derecho al voto, el acceso a la universidad cierta representatividad
en el ámbito político, social, cultural, etc.) se asumen como universales. Sin
embargo, actualmente la desigualdad nos habla de que la situación de desempleo
en términos generales tiene rostro de mujer, también la pobreza, la reducción
de jornada, el mayor tiempo de cuidado hacia los y las menores, etc. (Véase: www.elmundo.es/elmundo/2011/09/21/ alicante/1316618673.html).
Otra de las falacias del patriarcado consiste en afirmar que
la igualdad es la igualdad de oportunidades. El reconocimiento de la igualdad
de derechos no implica su puesta en marcha en la sociedad. Por lo tanto, las
mujeres se ven limitadas en el disfrute de los derechos civiles y sociales. Lo
que evidencia que el mero reconocimiento de los derechos no es suficiente. Hay
que erradicar todas estas discriminaciones. Es necesario implementar
políticas de igualdad orientadas a superar la discriminación y garantizar la
igualdad. La ley orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de
mujeres y hombres establece el fundamento jurídico para avanzar hacia la
igualdad efectiva en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural,
etc.
Una “mirada feminista” de la realidad permite analizar el
mundo desde una perspectiva en la que las mujeres puedan darse cuenta de los
micromachismos a los que se ven sometidas a diario en su vida. Tanto a hombres
como a mujeres les puede proveer de herramientas para identificar mensajes
sexistas dados en los medios de comunicación, la escuela, la familia y que
contribuyen a una socialización de género. La “mirada feminista” también analiza
el proceso salud-enfermedad en clave de género, el uso desigual del tiempo, la
diferente atribución del valor del trabajo dependiendo de si se da en el ámbito
privado o público, análisis de la brecha salarial, el fenómeno de la
prostitución, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario