viernes, 20 de julio de 2012

Crisis de la participación de las familias


Kilian Cruz-Dunne. Vocal de la Junta Directiva de Fapa-Rioja.

Desde la Federación de APAs somos conscientes de que las familias tie­nen en su ‘debe’ numerosos proble­mas que hay que solucionar:
La crisis del asociacionismo, cues­tión clave para revitalizar la comu­nidad educativa, el agarrotamiento ante los constantes cambios socia­les y culturales que nos rodean, la aceptación inexcusable del fracaso escolar como una parte estructural del sistema, el miedo ante la exce­siva burocratización del sistema educativo, delegación en la escuela de excesivas funciones educativas, crítica y subvaloración de prácticas orientadas hacia las tareas educa­doras, conocer que existen actua­ciones contrastadas que llevan ha­cia el éxito escolar…
No es sino a partir del trabajo sis­temático en las clases, en las tuto­rías… donde se va creando la cultu­ra participativa. Por ello, Fapa-Rioja quiere que se otorgue un impulso importante a los sectores (de uno y otro bando) preocupados cons­tantemente por mejorar y solucio­nar los problemas que acucian al mundo educativo en la actualidad (abandono y fracaso escolar, falta de motivación y participación, etc). Recordemos asimismo que la inte­rrelación de la crisis de la docencia y de la educación tiene como con­secuencia la posibilidad de romper ese desequilibrio por nuestros esla­bones más cercanos.
La relación de las familias con el cuerpo docente no debe circunscri­birse a acciones individuales (tuto­riales, de aula, festivos…) sino que habría que potenciar una mejor presencia en ámbitos grupales (con­sejos escolares, comisiones), puesto que son mejorables. Las deficiencias del funcionamiento de este órgano de participación, así como el grave desconocimiento de la normativa legal básica, fomentan el desinte­rés y son fuente frecuente de con­flicto de intereses: muchas veces, los consejos escolares son artificios para teledirigir los centros desde la Administración, y no permitir el gobierno desde los estamentos im­plicados. Un ejemplo son las normas que recortan el ámbito de decisión de las familias, así como la exigua autonomía que los consejos tienen respecto a una Administración que los inunda de burocracia y excesiva regulación normativa.
Aunque formalmente existan ór­ganos de participación como los consejos escolares, el marco legal es insuficiente. Ello empuja a que las fa­milias, como usuarios de un servicio y partícipes directos de la educación de sus hijos, no sienten excesiva ne­cesidad de participar en el centro educativo (puesto que no hay resul­tados reales y garantistas).
La realidad es que las competencias y composición de los consejos esco­lares han ido reduciéndose desde su implantación, tanto en la legislación nacional como en la autonómica. A modo de ejemplo: la última norma­tiva que hace referencia a los regla­mentos de los consejos escolares de nuestra comunidad eleva la repre­sentación del sector de docentes por encima del mínimo, produciendo la paradoja de que para obtener mayo­ría cualificada no es necesario contar con el voto de las familias, escolares o representante del ayuntamiento.
La mayoría de las veces se tiene la impresión de que los centros perte­necen solo a los profesores y que los demás sectores apenas cuentan; ¿es realmente el centro escolar una comunidad participativa? El punto de vista de Fapa-Rioja asume que, lamentablemente, la participación a la que se alude teóricamente consis­te en que las familias se preocupen de los escolares y poco más. Lo cual no tiene nada que ver con la partici­pación entendida como la interven­ción solidaria de toda la comunidad educativa en el control y la gestión del centro.
Desde Fapa-Rioja solicitamos un aprovechamiento máximo de estos mecanismos de participación legal­mente establecidos para generar situaciones en las que las familias podamos participar -realmente- en la elaboración de planes de mejora de la calidad de la enseñanza. No olvidemos que el centro educativo es la célula básica de la democracia educativa, y que la Administración debe profundizar y desarrollar este aspecto participativo.

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