viernes, 23 de diciembre de 2011

La relación entre tutores y padres

Javier Alonso García. Periodista y Patrono de Fundación Pioneros.



Considero que la relación entre tutores y padres es insuficiente. La clave está en haber asumido el “problema” como único fac­tor que la justifica. Si los chicos “van bien” esta relación parece carecer de sentido.
Las dos partes estamos fallan­do:
  • Los padres nos involucra­mos poco en el centro (en las elecciones al Consejo Es­colar del instituto de mi hijo votamos… 24 de unos 1.000 padres censados. Si nos po­nemos nota, tendríamos un 0,25 sobre 10. Muy deficien­te). Delegamos la responsa­bilidad sobre la educación: para muchos padres no solo los centros de infantil son aparcaniños sino que am­plían el parking a toda la etapa educativa. El grado de compromiso con la educa­ción de nuestros hijos, que ya es bajo en Primaria, se reduce al mínimo en la ense­ñanza media, y más cuando superan los niveles obliga­torios. Que ellos, adolescen­tes o rebeldes jóvenes, pa­sen de nosotros no significa que nosotros debamos pa­sar de ellos. Y, por último, nos escabullimos cuando se nos llama a participar en las actividades de nuestros cen­tros. Generalizar es injusto, porque existen padres muy comprometidos, pero creo que damos un mal ejemplo a nuestros hijos. No pode­mos pedirles compromiso si el nuestro es tan bajo. Les pedimos que hagan sus de­beres y nosotros no hace­mos los nuestros. Así pues, ¿cuál es nuestra relación con el tutor? Acudimos, no todos, a las reuniones de aula; y solo volvemos a ver­les (temerosos ante un se­guro problema) cuando nos llaman. Si nuestros hijos van bien no consideramos nece­saria la reunión. Así que, en el mejor de los casos… hasta la reunión de aula del próxi­mo curso.
  • Los tutores tienen igual o más responsabilidad. Conoz­co casos de padres que con­ciertan citas con los tutores cuando los chicos van bien. No conozco ningún caso (se­guro que existen) en que el profesor tome la iniciativa en la misma situación. Los profesores deben analizar cada caso individualmen­te y buscar la colaboración de los padres para sacar de cada alumno lo mejor. Noto la sorpresa –y el agrado- de los sucesivos tutores de mi hija (aún en Primaria y con excelentes resultados) cuan­do cada evaluación solicita­mos una reunión para anali­zar sus progresos. Entonces, ¿por qué no llaman ellos? La falta de tiempo no puede ser la excusa. Siempre hay tiempo para lo importante.

Conozco un proyecto de inno­vación educativa en el institu­to de mi hijo que, además de aspectos como el trabajo con grupos reducidos, agrupación cualitativa de alumnos y de las asignaturas por ámbitos y re­ducción del número de profe­sores… se plantea que cada tu­tor tenga un máximo de cinco alumnos para que los tutores mantengan reuniones con los padres quincenalmente. De­muestra que los profesores, en muchos casos, son conscientes de la importancia de esta rela­ción tutores/padres. ¿Lo serán también los padres? ¿Se cum­plirá el objetivo?


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