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viernes, 3 de mayo de 2013

La llamada “Ley Wert”

José Antonio Eyre de Lorenzo. Universitat Oberta de Catalunya.

Los medios de comunicación se han hecho eco de las líneas básicas del anteproyecto de una nueva ley de educación: la ley orgánica para la Me­jora de la Calidad Educativa (LOMCE), más conocida por “Ley Wert”, por ser el actual ministro de educación, José Ignacio Wert, su principal inspirador. Al tratarse de un anteproyecto habrá que esperar el desarrollo del trámite parlamentario –con negociaciones, aportación de enmiendas, etc.- para conocer lo que finalmente será el contenido de la ley.
Antes de entrar en el contenido del anteproyecto, conviene recordar que estamos ante lo que sería la séptima ley orgánica educativa desde que se implantó la democracia. Efectiva­mente, cabe recordar que con ante­rioridad tuvimos las siguientes leyes: la LOECE (1980), la LODE (1985), la LOGSE (1990), la LOPEG (1995), la LOCE (2002) y la LOE (2006). Estos cambios múltiples se han debido a que los distintos gobiernos han con­siderado a la educación como arma arrojadiza dentro de la controversia política. Tal vez hayan primado más los temas ideológicos que el análisis de las cuestiones estrictamente aca­démicas y educativas. Esperemos que en este nuevo anteproyecto de ley se consiga un mayor consenso y, sobre todo, que se permita una mayor par­ticipación de la comunidad educativa con aportación a este respecto de sugerencias e ideas.
En el anteproyecto de la LOMCE se re­cogen, a grandes rasgos, las siguien­tes novedades:
1ª.-En 3º de la ESO los alumnos po­drán sopesar o preparar la opción que deberán elegir en el curso siguiente: bachillerato o FP. Por tanto, con rela­ción al régimen anterior, se adelanta la citada elección como vía para evi­tar, según se pretende, el abandono escolar.
2ª.-El anteproyecto recoge hasta cua­tro evaluaciones -dos de ellas reváli­das- y desaparece la selectividad. En 4º de ESO la reválida será diferente para los que escogerán la vía bachille­rato y la FP. La reválida de bachillerato se considera imprescindible para la obtención del título.
3ª.-Se otorga una mayor ampliación horaria a las matemáticas, las cien­cias y las lenguas (castellano e inglés). Prácticamente se da por desapareci­da a la controvertida asignatura Edu­cación para la Ciudadanía. Las vías en el bachillerato quedan reducidas a cinco y los itinerarios de 4º de ESO pasan de tres a dos. Además se quiere potenciar la FP facilitando los accesos con nuevos programas de cualifica­ción profesional.
4ª.-Se busca una mayor profesionali­zación del equipo directivo de los cen­tros públicos, concediéndole nuevos poderes quedando, empero, su nom­bramiento en manos de la Administra­ción. Los Consejos Escolares tendrán una labor meramente consultiva.
5ª.-La regulación del profesorado y los maestros quedará pendiente de un futuro estatuto docente. Aunque la LOMCE recoge algunas cuestio­nes relativas a los traslados forzosos incentivados, aunque no el famoso MIR para la mejora del acceso a la pro­fesión que muchos habían solicitado.
6ª.-Al objeto de poder superar y dar respuesta a las recientes sentencias del Tribunal Supremo, la LOMCE sí contempla una cierta financiación pública para el concierto con centros educativos privados que separan a los niños y las niñas, siempre que al respecto se respete la convención de la UNESCO de 1960.
7ª.-Para pasar de curso en los ci­clos de secundaria, el anteproyecto establece un máximo de dos asigna­turas suspendidas, a diferencia de la ley actual que es hasta tres asigna­turas.
Por último, indicar que la reforma emprendida afecta principalmente a la educación obligatoria y postobli­gatoria y que se pretende su arran­que en el curso 2014-2015. Según el ministro Wert, se trata con esta ley de clarificar las competencias con vistas a superar los bajos registros apareci­dos en las pruebas internacionales como PISA.

viernes, 8 de febrero de 2013

¿Quién abandona a quien?



Área Sociolaboral de Fundación Pioneros

“De estar en la calle liándola, ahora pienso en hacer los deberes, en estu­diar para el examen…”. Estas son las palabras que Roger, un alumno de bachillerato que ha tenido un itine­rario formativo distinto a los alumnos que generalmente llegan a bachiller. Con 14 años llegó al Programa Au­las Externas de Fundación Pioneros, después realizó los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI I y II) y así consiguió uno de sus prin­cipales objetivos: titularse en ESO.
Desde el Área Sociolaboral de la Fun­dación Pioneros y basándonos en realidades como esta consideramos que todos los alumnos y alumnas pueden tener éxito académico; y cuando decimos todos también nos referimos a aquellos alumnos que han desaparecido incluso de los por­centajes del llamado fracaso escolar. Desde esta perspectiva planteamos la necesidad y el derecho de que to­das y todos, siendo diferentes, pue­dan tener todas las oportunidades. Dentro del fracaso y absentismo es­colar el menor de los problemas es la bajada de los resultados académicos. El núcleo del problema el algo mu­cho más amplio que afecta al alum­no, a la familia y a la sociedad.
Ante el debate intenso que está surgiendo respecto al nuevo ante­proyecto de ley, nos preocupa pro­fundamente cómo se va a garantizar el derecho a la educación de alum­nos que, pese a atravesar momen­tos complicados de su ciclo vital, se esfuerzan en responder lo mejor que pueden dentro de los entornos difíciles en los que viven. Existe el peligro de etiquetar a estos jóvenes desde una edad muy temprana de­rivándoles a opciones que ya no les permitirán más adelante retornar a un itinerario formativo y académico. También queremos destacar, por su gran repercusión social, el riesgo que supone lanzar a adolescentes y jóvenes poco preparados al mercado laboral. La pregunta que nos surge es ¿quién abandona a quién?
Desde Fundación Pioneros quere­mos seguir apostando por itinerarios de reconstrucción largos con recur­sos donde se integran distintas inter­venciones, con una visión multidisci­plinar y de actuación simultáneas en el tiempo. El abordaje de estas reali­dades no puede hacerse solamente desde una perspectiva formativa, no podemos parcelar a la persona.
Insistiendo en el camino de las opor­tunidades, los Programas de Cualifi­cación Profesional Inicial, nos pare­cen una herramienta muy válida de intervención directa en el fracaso o abandono escolar. A nosotros siem­pre nos han permitido seguir con el alumno, acompañarle en este pro­ceso tan complicado que es vivir la adolescencia y por supuesto poder ofrecerle una meta como es la titula­ción en ESO.
Los educadores tenemos el privi­legio de poder sentir cada día una nueva oportunidad para acompa­ñar a la persona y experimentar crecimiento, libertad, igualdad, integración, sentimientos, comu­nidad…, tenemos ocasión de vivir junto a los chavales y chavalas un momento vital importante acep­tando todo lo que esto conlleva, teniendo que revisarnos nosotros mismos en nuestras actitudes que pueden estar dificultando su ca­mino y, a la vez, favoreciendo un modelo educativo donde todas las personas puedan tener opor­tunidad de conseguir los máximos para desarrollarse en todos los as­pectos de su vida. Quizás con una lectura de la realidad distinta a la que se ha estado haciendo hasta el momento, sea posible que esa me­dición de rendimiento que tanto nos preocupa hoy, pase a ser una anécdota comparada con todo lo aprendido en este camino que es la educación.