ODS 5: Igualdad de género
Yanitza Torres G. Rioja Acoge, Proyecto
Inmigracionalismo.
El camino de migración puede ser muy dispar para cada persona. A través de la mirada de dos mujeres nos acercamos a sus experiencias migratorias, su vida en España y su participación en la denominada “feminización de las migraciones”.
Decidir migrar con la responsabilidad en tus hombros
Con el casco de la moto en mano, cruza la puerta Zahida Parveen. Una
mujer pakistaní que hace casi quince años llegó a España para quedarse.
Recuerda la alegría y la ilusión con la que viajó definitivamente a este país
a sus 33 años. Estaba convencida: “voy a España como van los hombres: a buscar
trabajo y luego a reagrupar a la familia”.
Cuenta con satisfacción que fue de las primeras de su familia en llegar
a la península y a pesar de que contaba con el respaldo de una de sus hermanas,
vino sola, dejando en su país de origen a su marido y 9 hijos. En su pueblo,
cerca de la ciudad de Gujrat, regentaban una tienda de alimentación, pero
“por más que trabajaba, no lográbamos tener una vida buena”.
Zahida llegó con un contrato de trabajo que le ofreció una empresa de
servicio de limpieza en La Rioja. Su finalidad: hacer lo necesario para lograr
el reagrupamiento de sus seres queridos. El siguiente paso fue acercarse a
Rioja Acoge para solicitar ayuda al respecto. Con el tiempo logró su objetivo.
Dicotomía del camino migratorio
Las diferencias en el recorrido migratorio son marcadas desde el principio
por la situación particular de cada mujer. También influye la forma de viajar:
quien migra en avión tiene una perspectiva y oportunidades distintas para
llegar al destino, diferente a quien lo hace en coche o en una embarcación.
Incluso, la ruta puede estar determinada por la profesionalidad de la persona.
Nini Dione cursó en Senegal el Título Superior de Electricidad durante
tres años y, al igual que ocurre en casi todo el mundo, era de las pocas chicas
que había en clase. Se presentó para una oferta de empleo en el Ministerio para
la Juventud y el Empleo de Senegal y fue una de las seleccionadas para trabajar
en una fábrica.
Para sorpresa de Nini, la empresa que la contrataba quedaba en España.
No creyó que saldría de su país, hasta que tuvo el pasaporte en la mano. “Yo
trabajaba cuando algunos españoles no querían hacerlo en el campo. A mí me
encanta mi país, yo no quería salir, allí tenía recursos, pero lo vi como una
oportunidad para independizarme y como una experiencia de vida”.
La feminización de las migraciones
Las historias de Zahida y Nini son cada vez más comunes, forman parte de lo que se denomina “feminización de las migraciones”. Como expresión puede confundir al hacer pensar que hay una mayor proporción de mujeres migrantes, cuando de hecho hacia 1960 las mujeres ya representaban cerca del 47% del total de personas migrantes internacionales, porcentaje que crecería apenas un par de puntos más durante las siguientes décadas, llegando al 49% actual. En este aspecto España es un fiel reflejo:
5.423.198 era la población extranjera en España en 2020. De ellas,
2.715.333 son hombres y 2.707.865 son mujeres, casi al 50%, según el Instituto
Nacional de Estadística.
Aunque en algunas regiones del mundo efectivamente ha habido una
feminización neta de los flujos migratorios, lo que realmente ha cambiado en
los últimos años es el hecho de que cada vez más mujeres migran de forma
independiente, en vez de hacerlo como “dependientes” al viajar con sus
esposos, parejas o familiares o reuniéndose con ellos en el exterior. Las
mujeres realizan un papel cada vez más protagónico y personal en los procesos
migratorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario