Matías Salazar Terreros. Psicólogo.
En los años 50-60 años, los que eran de
la edad de 12-18 años disponían de pocas cosas: comida no abundante, un par de
zapatos, ropa interior de quita y pon; escuela hasta los 12 o 14 años en la
mayoría de los chicos y chicas; con un único libro (la enciclopedia); no había
tele en la inmensa mayoría de las casas y muy pocos aparatos de radio.
Había que decidir en la familia si los
hijos e hijas habían de estudiar formación profesional, universidad o trabajar
de aprendices. El seguir estudiando significaba nuevos gastos y muchas
familias no lo consideraban conveniente o posible. El trabajar era la
posibilidad de aportar algo a casa o de disponer de dinero para divertirse.
Los horarios eran al revés que ahora: la
gente salía de casa a las 5 o 6 de la tarde y volvía a casa antes de las 12 de
la noche.
Hoy todo esto ha cambiado. Hay de todo.
Hay más estudio. Hay más libertad. Y aquí vienen estas 4 preguntas puntiagudas
para contestarlas:
a.- ¿Los chicos y chicas que ahora tienen
entre 12-18 años, son felices?
b.- ¿En qué ponen la felicidad?
c.- ¿Por qué muchos de ellos alteraran su
estado de ánimo con drogas (alcohol u otras sustancias)?
d.- ¿Por qué piensan que las sustancias
(drogas) que toman no les hacen daño si ven que eso es falso en muchos casos?
A esta edad, un chico o una chica busca
tener un amigo o una amiga. Desde siempre se ha dicho que tener un amigo es lo
mejor que nos puede suceder; y que es útil, conveniente, humano que la amistad
dure hasta los 99 años.
Tener un amigo es un tesoro; es una
fuente inagotable de gozo, de alegría, de serenidad, de ánimo para afrontar la
vida. Con todo, es conveniente no confundir amigo con compañeros o amiga con
compañeras. Los amigos son poquísimos: uno o dos. Los compañeros pueden ser
muchos. Tampoco hablamos de “novietes o novietas”.
Tener un amigo no es una lotería; tener
un amigo es una labor que requiere ideas claras y una voluntad decidida.
Hacerse amigo de uno requiere -en más o menos grado- un trato basado en la
sinceridad, en el respeto, en la humildad, en la generosidad, en la capacidad
de perdonar y de pedir perdón, en la ayuda desinteresada, incondicional y
gratuita, en la confianza. Sin estas cualidades la relación de amistad no crece,
se apaga o desaparece. La amistad implica estar con el amigo en las crudas y
en las maduras; en los ratos buenos y en los de sufrimiento o de aburrimiento.
Sin estas cualidades no habrá amistad;
puede que haya dependencia o sumisión de uno al otro; o puede que la amistad se
acabe y solo quede una frialdad afectiva o complicidad no para el bien sino
para hacer daño al amigo, a uno mismo o a otros.
Preguntas puntiagudas.
1ª.- ¿Crees que se da la amistad en esta
edad?
2ª.- En vuestros ambientes o corrillos ¿a
qué se llama tener amigos?
3ª.- ¿Qué crees que te aporta un amigo?
y ¿qué le aportas tú a él?
4ª.- ¿Qué es lo que hace que la amistad
se rompa?
5ª.- Y ¿qué le hace crecer?
La felicidad y la amistad van siempre
juntas.
Deseo que no se separen de ti.
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