José Manuel Álamo Candelaria. Investigador y Trabajador Social Instituto Universitario de Investigación sobre migraciones, etnicidad y desarrollo social (IMEDES).
¿Qué hacemos como padres o madres, responsables
políticos, profesores, ciudadanos?
La estrategia del avestruz; responsables políticos, padres y madres,
ciudadanos y ciudadanas, parecemos acogernos a la conducta de defensa atribuida
a esta ave: correr todo lo que puedas y, al no poder volar, hacer un agujero en
el suelo y tratar que la oscuridad solucione los datos objetivos de una
realidad que tememos.
La generación mejor formada en la historia de nuestro país, se
encuentra con un porcentaje de paro del 47,3%. Según la Encuesta de Población
Activa, de los y las jóvenes que trabajan, sólo el 23% lo hace a tiempo
completo y en comunidades como Baleares, La Rioja y Canarias se disparan los
contratos de prácticas y formación, que sólo el 20% deriva en contratos
medianamente estables (datos aportados por el Observatorio de la Emancipación
del Consejo de la Juventud de España).
La violencia en el ámbito infantil y juvenil está adquiriendo una
expresión enormemente preocupante. El bullying,
es decir, cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido
entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado, se
extiende como una mancha de aceite y adquiere nuevas formas. La Organización
Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas ofrecen
cifras muy preocupantes. Cada año se suicidan en el mundo alrededor de 600 mil
jóvenes entre los 14 y 28 años, de cuyos casos, al menos, la mitad se atribuye
a este método de acoso que está
traspasando las aulas y los patios de los colegios, para extenderse en formas.
Ejemplos de ello son aún más complejas en las redes sociales, a través de
múltiples formas como el sexting (difusión
de imágenes de contenido sexual para humillar al afectado); bullying homófobo que hace referencia a
aquellas conductas de maltrato que toman como objeto la orientación sexual de
la víctima (real o imaginada); el bullying
racista o xenófobo, cuando las situaciones de violencia se realizan por motivos
raciales, étnicos o creencias culturales o religiosas.
A este sombrío bosque, debemos sumar fenómenos nuevos como la
violencia filioparental. Según el psicólogo Javier Urra el 13% de los jóvenes
en España maltrata física o verbalmente a sus padres. Actualmente, se dan más
de 400.000 casos al año. Otra circunstancia preocupante, es la propiciada por
los chicos y chicas que son denominados “ninis” es decir ni estudian, ni
trabajan: 1 de cada 5 en España están en esta situación.
¿Existe esperanza? ¿cuál es la salida? Tomar clara conciencia de
que esta juventud está formada por nuestras hijas, nuestros sobrinos, nuestras
nietas. Y asumir que, generalmente, sufren en silencio, disimulan su inquietud
con conductas contradictorias, camuflan sus dramas como pueden porque sienten
un profundo sentimiento de vergüenza y de miedo. Tenemos que ejercer nuestro
papel de adultos y acompañarles en la selva de una postmodernidad enormemente
compleja. En palabras del sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, pasamos de una
modernidad sólida caracterizada por la estabilidad con visión amplia y
pronósticos de futuro fáciles de predecir, a una modernidad líquida
caracterizada por el ahora y la incertidumbre.
Sacar, en definitiva, la cabeza del agujero, desarrollar unas
Políticas Públicas que prioricen estas situaciones, apoyen a muchas
instituciones y profesionales como trabajadores o educadores sociales,
psicólogos, profesorado que ofrecen a través de múltiples recursos una manera
de superar esta oscuridad y generar otra educación positiva, inclusiva,
generadora de jóvenes con capacidades para construir una sociedad más justa y
responsable.
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