José Antonio Eyre de
Lorenzo. Profesor de derecho en la Universitat Oberta de
Catalunya (UOC).
Un medio de comunicación gallego (en concreto La Voz de
Galicia de 29/05/2013) se hizo eco de la noticia de que un centro educativo
público no enviaba a sus alumnos deberes a casa. Y no porque el centro en
cuestión se negara a hacerlo ni porque la mayoría de los padres no los
pidieran, sino porque un progenitor exigió que se aplicase una orden autonómica
de 1997 que lo impide.
En efecto, la Orden de 22/07/1997 “por la que se regulan
determinados aspectos de organización y funcionamiento de las escuelas de
educación infantil, de los colegios de educación primaria y de los colegios de
educación infantil y primaria dependientes de la Consellería de Educación y Ordenación
Universitaria” señala:
“Capítulo IV. Apartado 9. Trabajos extraescolares. 9.1. Con
carácter general, los centros evitarán que los alumnos se vean obligados a
realizar trabajos suplementarios fuera de la jornada escolar.
Apartado 9.4. Ocasionalmente se les podrá encargar a los
alumnos la realización de actividades como: lectura y comentario de libros
adecuada a la edad del alumno, búsqueda y recogida de datos o materiales para
la realización de trabajos en el aula, lectura de noticias de prensa y
audición de programas de radio o televisión, preparación de trabajos para el periódico
escolar, audiciones musicales y realización de trabajos de plástica.
Apartado 9.5. En ningún caso se les propondrá trabajos
extraescolares a los alumnos de educación infantil y del primer ciclo de
primaria”.
La polémica de los deberes en casa está servida y, desde
luego, no es la primera vez que sale a la palestra. Por lo pronto, los
maestros, pedagogos y expertos en psicología infantil no terminan por ponerse
de acuerdo en esta cuestión.
De una parte están los que amparan –en la línea de la
normativa indicada- la total supresión de las tareas extraescolares. Esta
posición es defendida por el director de la prestigiosa Escuela Garbí-Pere
Vergés de Esplugues de Llobregat (Barcelona), Jordi Carmona (ver artículo en el
diario La Vanguardia de 9/06/2013, página 34), quien viene a señalar que no se
aprovecha suficientemente el tiempo en la escuela. Si la excusa que se ofrece
es la falta de tiempo disponible en la escuela, en ese caso lo que habría que
plantearse es reducir las asignaturas del currículum. Con todo, 100 horas de
trabajo al mes (y, por consiguiente, más de 800 horas a lo largo del curso) se
estiman más que suficientes para poder agotar en la escuela todas las
actividades de aprendizaje. Indica Carmona que los padres nunca tienen que
sustituir al profesor ni, por supuesto, estos a los padres. Señala, “la tarea
que le corresponde a la familia es motivar, generar en el niño y el
adolescente la autoestima necesaria para enfrentarse a lo que para él son
retos importantes”. Desde luego si el hijo pide ayuda hay que facilitársela,
pero nunca por sistema. En casa solo se han de realizar tareas que incidan en
la autonomía y la responsabilidad, el sentido de la organización, la
preocupación por profundizar y el gusto por el trabajo bien hecho.
De otra parte están los que sí defienden la necesidad de
realizar trabajos extraescolares en casa. Entienden estos que los deberes en
casa fomentan el esfuerzo y la competitividad del alumno.
En resumen, la cuestión no está del todo definida. Veremos
en que acaba la polémica de Galicia.
Yo opino que es mejor que la mayoría de las tareas de
aprendizaje de los alumnos se realicen durante el prolongado tiempo que
permanecen en el centro escolar. Las tareas extraescolares hay que dejarlas para
otras cuestiones no menos importantes: el ocio, la cultura, la ecología, el deporte,
la diversión y la distracción en general. Por principio ni los hijos, ni
tampoco los padres, han de llevarse el trabajo a casa. Lógicamente, existen
honrosas excepciones.
Gracias por el artículo, muy interesante. Curioso lo de Galicia, y coincido con el autor, el tiempo escolar debería ser suficiente.
ResponderEliminarGracias, Raúl, por estar siempre pendiente de estos artículos en el espacio Hablemos de Educación.
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