viernes, 14 de septiembre de 2012

Las lecciones del arte


 
Oneida Pascual Mosquera. Artista y profesora del taller Por Amor al Arte.

En estos días que todos andamos recortando de donde no hay, qui­siera recordar que la educación es una inversión, y que todos los pro­fesores, mas allá de la materia que impartamos, lo que hacemos es for­mar personas, personas que el día de mañana construirán el mundo.
En mi actividad como profesora de dibujo y pintura, consulto a mis alumnos sobre lo que les interesa representar, les enseño a encua­drarlo, a analizarlo, les pido que me digan qué ángulos tiene, les ayudo a encontrar una medida de referencia, a buscar la relación en­tre las partes, les animo a que des­cubran la estructura que subyace tras la apariencia, les explico cómo pueden representarlo, a tener en cuenta la luz, a conseguir los tonos adecuados...en fin, todos los pasos necesarios para representar lo que quieran. Como resultado de todos estos procesos obtienen un cua­dro, un dibujo, lo que sea, pero lo importante es el proceso, la gim­nasia mental que han tenido que realizar, el análisis, la comparación y la solución que han ofrecido, es decir, lo importante es el entrena­miento de habilidades que ten­drán que utilizar toda su vida.
A través del arte pretendo mos­trarles que las cosas pueden ser de una manera pero también de otra (series), que todos los colo­res tienen matices, que casi nada es blanco o negro, que Matisse no es peor que Picasso, solo dis­tinto, que en el mundo cabemos todos: constructivistas, dadaístas, hiperrealistas..., que precio y valor son cosas diferentes (Van Gogh), que en la vida habrá ocasiones que tendrán que contar con otras personas para llevar adelante sus proyectos (Tunick) y que otras veces sus proyectos les llevarán lejos de los suyos (Gauguin), que habrá ocasiones en las que lo que hagan, no gustará a todo el mun­do (arte degenerado) y otras, en las que su actividad les llevará a reunirse con gente muy parecida a ellos (Bauhaus).
Que para que algo se haga rea­lidad, primero hay que soñarlo, que a veces el azar ayuda, que con poca cosa se puede hacer mucho (arte povera), que se puede tener varios puntos de vista a la vez y que todos pueden ser válidos (arte cubista), que a veces, lo que parece no es lo que es (Magritte), que en ocasiones, las cosas pare­cen que se mueven, pero están quietas (op art).
Que se puede intervenir en la na­turaleza siendo respetuoso (Land art), que se puede ser uno y mu­chos a la vez (Cindy Sherman), que para cambiar la historia hay que arriesgar (Duchamp), que las dificultades no son una excusa (Frida Kahlo), que lo que llevas dentro, viaja contigo (Chagall).
Que apliquen a su vida las lec­ciones del arte, que se hagan preguntas, que no den nada por sentado, que analicen la realidad, que sean originales, que saquen sus propias conclusiones. Entien­do que el objetivo último de la educación es formar personas con mentes analíticas, críticas y creativas. La educación artística, por sus características específi­cas, entrena de manera especial sus estructuras mentales para que sean plásticas, ágiles, fértiles y contribuye a formar personas que sepan quiénes son, cómo es el mundo y cómo transformar­lo, personas con criterio propio y con capacidad para hacer un mundo mejor.

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