Blanca Hidalgo Camacho. Consultora de MPlus Consulting.
Si en nuestra organización, independientemente si es con ánimo de lucro o no, todas nuestras actividades fundamentales funcionan “como un reloj”, si tenemos claramente definido lo que queremos alcanzar, nuestros objetivos y no vemos ninguna necesidad de mejorar, probablemente la calidad no nos sirva para nada.
La calidad sirve para todas aquellas organizaciones que piensan que pueden mejorar, personas dinámicas que creen que la innovación y la creatividad forman parte de su trabajo, consideran que la asunción de objetivos no es suficiente, sino que una vez superados planteen más y más, desde este punto de vista la calidad es útil y el modelo EFQM es una herramienta que nos guía y facilita el trabajo.
En un principio el modelo EFQM puede resultar abrumador, un manual con nueve criterios, compuesto a su vez por treinta y dos subcriterios, pero, no debemos olvidar que es una gran herramienta para conocer las prácticas excelentes en gestión que se han compilado en este modelo, las que nos darán pistas para que nuestra organización mejore, no solo en la eficiencia y eficacia de nuestras actividades, sino en la satisfacción en este caso de nuestros usuarios, que al fin y al cabo son la esencia de nuestras
organizaciones.
El modelo EFQM debemos tomarlo como una referencia inspiradora, no como una serie de puntualizaciones que tenemos que seguir a rajatabla.
En este sentido, el modelo EFQM no se implanta en la organización, sino que la organización va labrando su propio camino, escogiendo aquellas ideas que mejor se adapten a su misión, visión y valores.
En la actualidad vivimos en una sociedad en la que se exige mayor calidad, seguridad y transparencia en la gestión, las organizaciones están transformando sus modos de operar, de organizarse, para poder transformar estas exigencias en resultados positivos. Las organizaciones modernas consideran la flexibilidad como un elemento importante en su gestión, la cooperación con otras organizaciones similares, son conscientes de la importancia de la información y el conocimiento de las personas, las áreas especializadas, la diversidad, la innovación y la participación activa de los usuarios. El modelo EFQM, en definitiva, ayuda a todas estas organizaciones que no se quieren quedar atrás.
El modelo EFQM considera a nuestros usuarios como árbitros finales de los servicios que prestamos y por ello tenemos que orientarnos a sus necesidades y expectativas. Tenemos que trabajar en conjunto, de manera cohesionada para poder dar respuesta a sus demandas razonables, por lo que todas las actividades que se desarrollan en la organización han de ser planificadas, gestionadas y mejoradas para que sus resultados se reflejen en una mejora de la satisfacción de la comunidad educativa.
En definitiva, el modelo EFQM es una guía de buenas prácticas que todas las organizaciones pueden aplicar, francamente interesante y recomendable.
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