viernes, 1 de julio de 2011

FUTURO DE LA EDUCACIÓN SOCIAL

Javier Navarro Algás. Gerente de Fundación Pioneros
Recientemente recibí a una estudiante de primer curso de Educación Social que tenía el encargo de realizar un trabajo para conocer los campos de actuación de esa profesión. Una de sus preguntas fue: ¿Tiene futuro la educación social?
Mi respuesta afirmativa se fundamentó en dos motivos.
El primero consiste en que no solo la infancia y las familias necesitan una atención prioritaria, sino también la adolescencia, como advertía recientemente UNICEF: “Si los adolescentes no se educan, no pueden adquirir los conocimientos y la capacidad necesarias para eludir el peligro que representan la explotación, el abuso y la violencia a la que están expuestos”.
Aunque esta organización maneja datos a nivel mundial, quienes trabajamos en el ámbito educativo conocemos las carencias de nuestros adolescentes y la desorientación que afecta a muchos de ellos.
El segundo motivo proviene de considerar que los educadores sociales pueden contribuir enormemente a la puesta en marcha de soluciones innovadoras en el ámbito educativo.
Quizá por la frescura que da la juventud de esta profesión pueden situarse con más facilidad en la vanguardia de la creación e innovación,  compartiendo con familias, profesores, medios de comunicación, Administraciones Publicas, empresas… sus ideas y metodología de trabajo para hacer frente al fracaso, abandono escolar y otras dificultades.
También expresé a la estudiante mi convicción de que los
educadores sociales necesitan cuidarse y ser cuidados para que la atracción inicial por su profesión madure, crezca y se abra a nuevos retos.
El establecimiento de vínculos educativos con niños, adolescentes, jóvenes y familias lleva al educador a recibir confidencias, sentimientos y experiencias que le aportan mucha satisfacción y felicidad; también, hay que decirlo, a conocer sus propios límites.
En mi opinión la mejor manera de afrontar estas vivencias tiene que ver con la dedicación de tiempo al estudio, al trabajo en equipo, al análisis de las mejores prácticas en el campo educativo, al trabajo personal de introspección y autoconocimiento y al empleo de técnicas individuales y grupales de evaluación y supervisión externas.
En definitiva traté de transmitirle, espero que con éxito, que la educación social tiene un futuro muy atrayente porque bien desde el trabajo cotidiano, bien desde la puesta en marcha de nuevas ideas y de la sensibilización social, los educadores y educadoras sociales crean lazos con las personas y cohesionan la sociedad.

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