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miércoles, 3 de julio de 2013

La música forma parte de nuestra vida

Departamento de música del CPC Compañía de María. “La Enseñanza” Logroño.

Es un hecho que la música forma parte de nuestra vida. No hay un momento del día en el que la música deje de acompañarnos. No debemos olvidar que es una de las características que distingue al ser humano de otros animales. Aunque el ruiseñor cante bellas melodías, la ballena nos haga estremecer con sus sonidos de ecolocación, el pájaro carpintero haga sus nidos con ritmos perfectamente regulares, no tienen la intención de crear música. A pesar de esto, a veces, olvidamos la importancia que tiene y no la situamos en el lugar que se merece. Debemos evitar caer en la banalización musical.
Los profesores de música tenemos un gran aliado: la motivación.
¿Quién no tiene una canción que le trae a la memoria momentos agradables, nostálgicos…? ¿Quién no ha ido a un concierto, conoce el himno de su equipo de fútbol, tararea esa canción tan pegadiza de un anuncio de la televisión, reconoce la sintonía de un progra­ma?…en definitiva ¿a quién no le gusta la música?
Desde el Departamento de músi­ca, en el colegio, nos planteamos como objetivo prioritario que la música esté presente en el currícu­lum y complemente la formación integral de la persona, porque además del estudio de la música propiamente dicho, su historia o su teoría, podemos crear, gracias a ella, hábitos de estudio, adquirir constancia en el trabajo, aprender el valor de las cosas mediante el cuidado de los instrumentos, ga­nar responsabilidad, apreciar el trabajo en equipo, tener afán de superación, estimular la memoria, entrenar nuestra relación con el espacio, mejorar la autoestima…
Las metodologías usadas en cla­se varían a menudo. La música se puede trabajar de forma indi­vidual o en grupo, siguiendo de cerca el correcto progreso y evolu­ción de cada niño de forma lúdica y personalizada.
La importancia de la clase de música es enorme, aunque solo haya una hora lectiva a la sema­na. Nuestros alumnos la esperan con gran expectación ¿qué vamos a trabajar hoy? ¿puedo poner mi canción preferida? ¿podemos to­car esta canción con la flauta? ¡qué divertido fue el juego de la semana pasada! ¿qué tocamos hoy? ¿qué nota musical vamos a aprender? ¿cómo se llama este instrumento? ¿me puedo convertir en lutier e in­ventar mis propios instrumentos?
Recientemente, y gracias al uso de las nuevas tecnologías en el aula, estamos aprovechando las ventajas que nos proporciona el blog como herramienta didáctica. Vídeos re­lacionados para reforzar o ampliar lo estudiado en clase, juegos mo­tivadores e interactivos, trabajos realizados por los propios alumnos, esquemas, mapas conceptuales… tienen cabida en el blog y están dis­ponibles para los alumnos 24 horas al día y 365 días al año.
Por todo lo dicho y por muchas cosas más sólo nos queda calentar nuestras cuerdas vocales, coger aire usando nuestro diafragma, impostar la voz y gritar como lo hizo ABBA en la década de los 80:


¡GRACIAS POR LA MÚSICA!

viernes, 30 de diciembre de 2011

La importancia de los valores laborales


 Inmaculada Espila Aguado. Responsable del Área Sociolaboral de Fundación Cáritas Chavicar.
Son muchas las interpreta­ciones que podemos dar a la educación en valores. Son tér­minos, elementos que están presentes (o debieran estar) en todos los ámbitos que confor­man a la persona.
Desde nuestra perspectiva pro­fesional intentaremos acercar­nos tímidamente a lo que co­nocemos como la educación en valores laborales.
Nos realizamos la siguiente pre­gunta de partida: ¿qué se nece­sita para optar y mantener un puesto de trabajo?
La respuesta rápida es sencilla: “que sepa desempeñar bien sus tareas”.
Nuestra experiencia nos mues­tra cómo lo conocido como formación o capacitación profesional facilita el acceso a un trabajo pero no nos garantiza su mantenimiento si esa capacitación no viene acompañada de algo más, de los valores laborales.
El acceso a un trabajo precisa formación laboral pero tam­bién formación en valores. El mercado ordinario necesita la capacitación para el desempe­ño de las tareas, pero también necesita:
  • La capacidad de escucha y de comunicación, adaptabi­lidad, iniciativa ante un obs­táculo imprevisto, autocon­trol, confianza, motivación, saber trabajar en grupo…

Muchas veces nos hemos en­contrado con empresarios que nos han dicho: “necesito contratar a alguien que sea buena persona y trabajadora, con eso me conformo, ya me ocuparé yo de enseñarle el tra­bajo”.
Todos estos elementos se van adquiriendo a lo largo del pro­ceso de maduración personal en entornos sociales y familia­res, vamos a decir, estables (o algo estables).
La realidad es que muchas per­sonas fracasan en la búsque­da de empleo por la falta de estos valores (o por ser inade­cuados) a pesar de ser “un gran carretillero”.
Ahí es donde ha estado siem­pre presente nuestra entidad. Con esa persona que necesita que le ayudemos a recuperar, a consolidar estos “otros” elementos laborales, que im­piden que sea independiente en la gestión de su vida laboral.
Seguimos y seguiremos apos­tando por la formación, por la educación, por los valores laborales y sobre todo, por las personas que nos necesi­tan.


viernes, 4 de noviembre de 2011

Noventa aniversario de Paulo Freire: enseñanzas del pasado

Kilian Cruz-Dunne. Vocal de la Junta Directiva de Fapa-Rioja.

El pasado 19 de septiembre se cumplió el noventa aniversario del nacimiento de Paulo Freire, un gran educador brasileño e in­fluyente teórico de la educación que, en un principio, se ocupó de los denominados ‘desarrapados del mundo’ para, posteriormen­te, construir un armazón sobre lo que significa la educación en el plano intelectual: ¿qué ser huma­no queremos formar?, ¿con qué valores?
Quien desde niño conoció la durísima realidad del nordeste brasileño (opresiva, marginal y desarraigada), se sumerge pron­to en las ideas revolucionarias que pululan en la Latinoamérica de los años sesenta, que utiliza la dialéctica marxista para la visión y comprensión de la historia, y encuentra en el lenguaje de libe­ración surgido de las corrientes más avanzadas del catolicismo (la Teología de la Liberación) el soporte necesario para lograr un discurso pedagógico que busca cambiar la sociedad.
Es por lo que este aniversario ad­quiere en la actualidad un gran significado: el empeño de Paulo Freire para que sus coetáneos rompan su pasividad y silencio, para que adquieran una capaci­dad crítica para relacionarse con la sociedad y así se liberen de sus ataduras, entronca con la impe­riosa necesidad de insuflar cam­bios a nuestra sociedad.
Partiendo de la fuerza transforma­dora que tiene la educación sobre el ser humano, Freire nos hace ver que el acto educativo no consiste solo en una transmisión de cono­cimientos, es el goce de la cons­trucción de un mundo común. La educación se convierte así en una fuerza de acción asociada a la crí­tica constructiva que exige de los docentes una entrega apasionada.
De esta suma de intenciones nace un proyecto social y pedagógico que tiene como misión humani­zar la vida misma. Y para lograr que el conocimiento no solo se transmita, sino “que se construya”, se requiere una suma de equili­brios entre los actores participan­tes en el mundo educativo que tiene su espejo en la construcción de la enseñanza contemporánea.
Freire nos recuerda que, en esta superposición, no sólo es pre­ciso redefinir el rol del docente (el mundo cambia, luego cam­biamos con él) sino que hay que reconfigurar las voces de otros protagonistas (los escolares, las familias), junto con las categorías del pensamiento y el lenguaje, para poder construir un nuevo discurso en el que la educación no es mera instrucción escolar (sí, la incluye, pero va más allá): en los colegios se establecen rela­ciones pedagógicas y sociales es­pecíficas que dejan huellas en las personas que participan de ellas.
Y todo esto, por encima de la con­tienda en la que se ha convertido la educación (¿para cuándo esta será un entente como la Segu­ridad Social, a salvo de la hosti­lidad política?) Si bien Freire ya nos recordó que “la educación es el terreno donde el poder y la política se expresan de manera fundamental”, él también incidió en que para lograr los objetivos básicos de la educación (desa­rrollo de una mentalidad crítica y potenciación de los actores so­ciales para el cambio) no hemos de olvidar que la educación ha de ser pública y no someterse a la privatización, entendiendo esta en el sentido de quitar al Estado el deber de cumplir sus obliga­ciones sociales y sucumbir a una visión mercantilista de la misma.
Por increíble que parezca, Paulo Freire respondió hace ya tiempo a las controversias que inundan el mundo educativo español explicando que la educación responde a las creencias más profundas acerca de lo que sig­nifica ser humano, soñar y dar nombre y luchar por un futuro y una forma de vida social mejores. Convendría recordarlo…