Programa Medidas Judiciales de Fundación Pioneros
Desde el programa Medidas Judiciales en Medio Abierto de Fundación Pioneros, dependiente de la Dirección General de Justicia e Interior del Gobierno de La Rioja, tenemos la oportunidad de trabajar directamente con jóvenes con un rango de edad que abarca desde los 14 hasta los 18 años tal y como viene recogido en la Ley de Responsabilidad Penal del Menor 5/2000.
Puros adolescentes… y cada uno con su propio grado de desarrollo biológico, emocional y social. Chicas y chicos en pleno proceso de afirmación de su identidad, de hecho podríamos ponerles perfectamente un cartel de “en construcción”.
La adolescencia es algo más que un periodo de transición a la vida adulta, debemos ser conscientes de que los cambios que observamos (y que el adulto ha vivido previamente) suelen ser muy relevantes, están unidos a su propio desarrollo y son, a menudo, indispensables para que puedan surgir habilidades y competencias nuevas.
Es en esta fase del ciclo vital y familiar, donde las madres, padres, profesorado… tenemos el reto de acompañar al adolescente en su apertura hacia lo nuevo, teniendo presente que, cuando menos, su tendencia “natural” es la de la relativizar, cuestionar y en ocasiones devaluar la figura adulta.
La adolescencia comporta cambios importantes en la manera de relacionarse con las madres, padres… Los conflictos, muchas veces, cumplen una función evolutiva para los adolescentes. También la familia, la escuela, la sociedad puede “crecer” con ellos en la medida en la que, en estos contextos, el ajuste a la nueva situación, propicie pautas de relación adaptadas a esta etapa.
Desde la posición de los padres, ser conscientes de las propias emociones, responsabilizarse de las reacciones y recordar que la adolescencia es también un tiempo de cambio, va a facilitar la creación de espacios propicios para la comunicación cercana. Hay que recordar que siguen necesitando referentes y la tarea es acompañarles a descubrir lo que no saben.
Dependerá de cada familia establecer cuáles van a ser las normas de convivencia, pero es necesario facilitar a los chicos y chicas claridad, firmeza y coherencia en cuanto a las reglas de juego.
Favorecer el equilibrio entre el sentimiento de pertenencia y la necesidad de autonomía, va a posibilitar que vayan construyéndose como personas autónomas y a la vez vinculadas afectivamente con su estructura familiar. Las familias que acompañan al adolescente salen reforzadas.
El papel de las familias, de los progenitores, de los adultos en definitiva, debe estar marcado por un equilibrio entre amor y autoridad.
Autoridad como muestra de responsabilidad, contención y seguridad. Amor manifestado en forma de respeto, comprensión, consideración, confianza, paciencia y esperanza.
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