Javier Navarro. gerente de Fundación Pioneros
Cuatro son en mi
opinión las etapas por las que ha evolucionado Pioneros, íntimamente
relacionadas con las personas que, junto a los representantes legales de la
entidad, la han liderado en uno u otro momento. Cada una de las etapas pone los
cimientos y enriquece la siguiente, en una solución de continuidad presidida por
la búsqueda del bien común y del fomento de la participación social.
El origen de Pioneros se sitúa en
1968, en Logroño, de la mano de
Julián Rezola, que introduce en España la figura del educador de calle. La
primera fase del movimiento, que adquirirá la estructura jurídica de asociación
diez años después, establece -sin formulación escrita, como praxis- la misión
de la entidad: “la creación de un espacio alternativo de organización juvenil
con el objetivo de prevenir la delincuencia juvenil, enfatizando la lucha por
la justicia con carácter revolucionario”. Símbolo de esta etapa es la amistad
íntima y el compromiso compartido entre Julián y el párroco del barrio de Yagüe,
Rafael Ojeda.
En 1986 accede a la presidencia de Pioneros Pedro Vallés quien, con un
equipo de personas que combinan experiencia y formación universitaria, van
insertando los programas de Pioneros en la naciente red de servicios sociales y
proyectando el futuro de la entidad. La actividad se concentra en la prevención
y promoción de la infancia y juventud, poniendo en el centro la pedagogía. Como
hitos del esfuerzo pedagógico e innovador se crean el Club Juventus y el Taller
Escuela Faustino Guerau, en 1989 se
publica el libro “Pioneros, educación en libertad” -Editorial Popular- y en
1995 el estudio “La Infancia ignorada” -Instituto de Estudios Riojanos-.
A partir de 1996 Pioneros entra en una fase de consolidación estructural bajo
la presidencia de Ana Hurtado. Se pone en marcha el primer plan estratégico, se
generan foros internos, se inicia el programa de Medidas judiciales y se va
configurando el Centro de formación con diversos programas dirigidos a jóvenes,
familia y mujer. Asimismo se introduce la gestión de calidad, la auditoría
económica y el análisis de transparencia y buenas prácticas de gobierno; y en
2002 se constituye Fundación Pioneros, todo ello para garantizar y dar
estabilidad a la intervención educativa.
En 2006 Ana Hurtado pasa el testigo a Aurora Pérez, con cuyo patronato
hace una apuesta muy fuerte por la comunicación y la sensibilización social. Aumenta
significativamente la presencia de la entidad en medios de comunicación y se
lanza la campaña Empresas Pioneras. Se introducen nuevos enfoques de trabajo
que enriquecen la pedagogía: intervención comunitaria, trabajo desde la
diversidad y terapia breve centrada en soluciones que generan experiencias tan
innovadoras como la Escuela de facilitación juvenil o la intervención en violencia
filio-parental.
En resumen, medio siglo de
contribución a un fin de interés general -la promoción de la infancia y
juventud- sin perder la fidelidad al origen y a un estilo innovador,
independiente, difícil de clasificar. Un largo compromiso que ha sido posible gracias
a la colaboración de profesionales y voluntarios, socios, donantes y empresas
pioneras. Sin olvidar a técnicos de la Administración, políticos,
instituciones, entidades financieras y medios de comunicación. Y, por supuesto,
a los niños, jóvenes y sus familias. Todos ellos pioneros y pioneras que pueden
sentirse orgullosos de celebrar su 50 Aniversario.
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