viernes, 6 de junio de 2014

Un plan integrador para la familia

Javier Navarro Algás, gerente de Fundación Pioneros

El día 5 de abril de 2013 el Conse­jo de Ministros aprobó el II Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia 2013-2016, hecho que pasó bastante desapercibido en los medios de comunicación, lo cual equivale prácticamente a decir que para la sociedad en general.
El Plan refleja un laborioso trabajo de diseño, recogida de información y coordinación de muchos agentes, entre los que se citan al Observato­rio de la Infancia, Defensor del Pue­blo, Comité de Derechos del Niño, Fiscalía General del Estado y Minis­terio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y tiene como principios normativos la Convención sobre los Derechos de la Infancia y diversas recomendaciones de organismos internacionales.
Destaca en el documento la pers­pectiva holística que integra servi­cios sanitarios, educativos, vivien­da, entorno favorable, y un marco conceptual que insiste en derechos, responsabilidades y obligaciones, en el enfoque de derecho y en la promoción de un pacto educativo nacional.
El documento desgrana otras lí­neas de trabajo como disponer de unos medios de comunicación de calidad y la regulación de los con­tenidos a los que acceden los ni­ños y niñas a través de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías; la potenciación de las soluciones familiares frente a las institucionales, y las permanentes frente a las temporales; el principio de participación que se traduce en el derecho de todos los niños a ser escuchados y recibir la información adecuada a su edad para poder ex­presar opiniones fundadas con co­nocimiento de causa; la necesidad de fomentar estilos parentales y educativos que propicien el diálogo y la participación desde las prime­ras etapas de la vida, pasando por la participación escolar y municipal; la cooperación y coordinación de los distintos agentes implicados en garantizar, promover y defender los derechos y responsabilidades de la infancia y adolescencia.
Quizá la ambición teórica del docu­mento contrasta con las dificultades para gestionar eficazmente las me­didas propuestas. Es un lugar co­mún que en España se legisla muy bien, aunque después esas leyes no se cumplan en la misma manera.
El Plan expresa que se precisa una traducción presupuestaria de las líneas de trabajo propuestas, y se­ñala que en momentos de crisis económica es necesario subrayar la importancia que tiene la inversión en infancia porque es la que presen­ta mayores efectos positivos, que invertir en infancia es fundamental para romper el círculo de la pobreza y reducir las desigualdades existen­tes en una sociedad.
Por ello recomienda reforzar el sis­tema de prestaciones familiares, con especial atención a las familias monoparentales, las que tienen muchos hijos y aquellas cuyos pa­dres están desempleados. Señala que el gasto social en protección familiar en España sigue siendo uno de los más bajos en la Unión Euro­pea y que las cifras de pobreza re­lativa y de pobreza infantil son muy preocupantes en nuestro país.
Pienso que los diferentes agentes in­volucrados directamente en educa­ción -padres, profesores, educado­res, trabajadores sociales, médicos, etc.- tenemos el reto de establecer alianzas, trabajar en redes, ofrecer diagnósticos acertados, establecer consensos en las medidas a aplicar. Y los responsables institucionales -técnicos y políticos- de escuchar a la sociedad civil y actuar con pers­pectivas a medio y largo plazo.
Trabajar con niños, adolescentes y jóvenes nos mantiene en contacto con la vanguardia de lo que sucede en la sociedad y con el futuro más próximo. El poco compromiso con el mundo adulto que en ocasiones les reprochamos, su apatía y rebel­día bien podría ser una respuesta a un modelo de sociedad que no se fundamenta en valores.

Si además consideramos la urgen­cia del momento que la sociedad atraviesa, este Plan me parece una magnífica oportunidad para parti­cipar y ejercer nuestra responsabi­lidad social, respondiendo al impe­rativo ético y comunitario presente en cada persona.

martes, 29 de abril de 2014

A hacer se aprende haciendo

Jesús Vélez Valle. Educador de Fundación Pioneros.

En los medios de comunicación nos hemos encontrado otra vez con el informe PISA del que se extrae la conclusión de que nuestros alum­nos no solo están a la cola en cono­cimientos, en expresión y en com­prensión, sino que también lo están en su comportamiento y capacidad para enfrentarse a la vida.
Los datos reflejan que nos encon­tramos por debajo de la media en unas pruebas que miden la capaci­dad para desenvolverse en la vida como, por ejemplo, programar el aire acondicionado o sacar un bi­llete de transporte combinado. Los alumnos españoles de 15 años es­tán 30 puntos por debajo de Fran­cia, Italia y Alemania.
Las causas y los remedios para paliar esta situación parecen ser muchos y muy variados. Todos es­tamos implicados en la educación de la juventud, ya que la escuela no tiene el monopolio y hay una co­rresponsabilidad de las familias.
En este sentido es necesario obser­var lo que aparece como tendencia en la familia de los últimos años, una familia cada vez mas pequeña, cerrada y protectora, en la cual los adultos tienden hacer la vida de los jóvenes más fácil, procurando eliminar todas sus dificultades e incluso interviniendo directamente, haciendo las cosas en su lugar.
Un objetivo fundamental en la edu­cación es facilitar la autonomía de los jóvenes, pero en esta cultura, en la que se controla y protege tanto a los hijos, en la que muchas veces no les dejamos resolver las cosas por sí mismos, no se facilita precisamente este objetivo. No es cuestión de juz­gar la motivación de los padres para procurar el bienestar de sus hijos, desde luego con la mejor intención, pero sí que es necesario atender los efectos que esta abundancia de cui­dados puede tener en el proceso de aprendizaje e individuación de los jóvenes. Sin autonomía en la toma de decisiones es muy difícil decidir por uno mismo, organizarse, plani­ficar.
El control excesivo por parte del adulto, quizás influenciado por una percepción del contexto social cada vez más peligroso y complejo, fa­cilita su intervención en todos los ámbitos de la vida de los menores. A los hijos se les híper protege y por lo tanto se les hace débiles ante la vida. La familia se convierte en una entidad que quiere controlar todo, tendiendo a invadir cualquier es­pacio en la vida de los adolescentes.
La sobreabundancia de cuidados, la asistencia rápida, no dar el tiem­po necesario para que los jóvenes aprendan a través de sus propios errores les impide gestionar sus propias dificultades que muchas veces conducen a la dependencia de un control externo. En definitiva, se les impide equivocarse y crecer.
Volviendo al informe PISA, este sugiere que hay que dotar a los alumnos de las habilidades necesa­rias para aplicar los conocimientos que adquieren, no tanto cuánto se sabe, sino más bien qué hacer con lo que se sabe. Todos los que esta­mos implicados en la educación de nuestra juventud debemos procu­rar darles la oportunidad de ejercer su creatividad y en más de una oca­sión esto pasa por dejarles resolver las cosas por sí mismos y por qué no, dejarles equivocarse.
Una crítica frecuente que solemos hacer a los jóvenes es que se frus­tran muy rápido cuando algo les sale mal. Sin embargo, no deja de ser curiosa la capacidad de supera­ción que demuestran cuando en un videojuego “les matan” y vuelven una y otra vez al mismo punto hasta que son capaces de superar el nivel.

Desenvolverse en un entorno com­plejo y cambiante exige la práctica y la experiencia, a veces desagrada­ble, del error.

viernes, 4 de abril de 2014

La silla roja. Emblema de una injusticia

Francisco Javier Romero Fernández. Delegado de la Campaña Mundial por la Educación en La Rioja.

La SILLA ROJA es uno de esos aciertos de iniciativa social que se convierte en todo un símbolo. Es un sencillo objeto que con su pre­sencia emite dos mensajes: llama la atención sobre una injusta realidad (según datos de la UNESCO, todavía hay 57 millones de niños y niñas en el mundo sin escolarizar); y estimu­la a valorar y aprovechar su puesto escolar a aquellas personas que dis­ponen de él.
Sí a la educación: Cada Silla Roja es un grito que urge a hacer efectiva la educación para todos los niños y ni­ñas, frente al abandono de millones de personas a un destino infrahuma­no. Los beneficios de la educación son imprescindibles para el futuro de la humanidad. Pero ¿qué educa­ción necesita el mundo actual?
Educación de calidad: Según la UNESCO, de todos los menores del planeta escolarizados en enseñan­za primaria, cerca de 200 millones están recibiendo una educación de baja calidad, como lo indica el he­cho de que salen de la escuela sin apenas saber leer ni escribir.
Educación inclusiva: Hay muchos colectivos excluidos o marginados por su lengua, su religión, su raza, por tener alguna discapacidad, por ser refugiados, por ser niñas, etc.
Por eso, será imposible lograr la EDUCACIÓN PARA TODAS LAS PERSONAS, sin una “EDUCACIÓN INCLUSIVA” que supere todas las barreras, responda a la diversidad de las personas, sacando partido de ella SUMANDO CAPACIDADES, y en la que toda persona pueda lograr un desarrollo integral.
Educación gratuita: La educación primaria ha de ser obligatoria. Y para ello gratuita, única forma de garantizar el acceso de todas las personas a un puesto escolar.
Educación transformadora: Toda educación es transformadora a ni­vel personal. Por ello la educación es necesaria. Cualquier clase de educación no es suficiente. No bas­ta con una educación que mayori­tariamente sea, intencionalmente o no, un mecanismo de perpetuación de la situación social actual.
Educación para la justicia y la so­lidaridad: Datos como que entre 3.600 millones de personas (la mi­tad más pobre de la humanidad) poseen los mismos bienes que las 65 personas más ricas del mundo -según los últimos datos de la Re­vista Forbes- hacen evidente la ur­gente necesidad de un cambio de rumbo.
Educación para la paz: Un cambio que tiene que ser real, pero pacífi­co. Nelson Mandela dijo con acierto que “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Malala, la niña pakistaní famosa por su lucha en defensa del derecho a la educación de las mujeres, dijo en la ONU “Tomemos nuestros libros y nuestros lápices, son las armas más poderosas que podemos tener, un niño, un profesor, un libro y un lá­piz pueden cambiar al mundo”.
Y cuanto antes: La humanidad precisa urgentemente de una ju­ventud adherida a la honestidad, buscadora de la justicia y compro­metida activamente con la solidari­dad y el medio ambiente. Solo una educación adecuada a tal fin podrá poner en el mundo sucesivas pro­mociones de personas que cons­truyan juntas un mundo mejor.

Durante el año 2014, la Silla Roja llega a los Centros Educativos de La Rioja que desean incorporar este símbolo a su labor transversal de educación para la solidaridad. 125 centros formativos de 74 poblacio­nes (a partir del segundo ciclo de educación infantil) la recibirán entre febrero y noviembre. Todos estos actos, así como la labor de educa­ción para la solidaridad de los cen­tros riojanos, quedan reflejados en las páginas del Diario La Rioja.

viernes, 7 de marzo de 2014

De los dos lobos, ¿quién ganará?

Matías Salazar Terreros. Psicólogo.

Hay una leyenda que dice que un día estaban juntos un abuelo y su nieto. El nieto le dijo al abuelo: mira, abuelo, ¡un lobo¡
El abuelo le dijo: dentro de noso­tros hay dos lobos, uno bueno y otro malo. Y el nieto le preguntó: abuelo, ¿quien es el lobo bueno y el malo?
El abuelo le dijo: el lobo malo: a.- cuida en exceso su aparien­cia física. Se puede decir que casi padece vigorexia, pierde mucho tiempo delante del espejo, parece un pavo.
b.- Todo lo que hace es para ganar y tener mucho. Así estudia para te­ner una buena profesión y ganar mucho dinero.
c.- Se guía en exceso por lo que le gusta, lo que le apetece. En esto no maneja el freno que tiene: su razón y su conciencia.
d.- Habla mucho de que es libre y de que tiene derechos. Sus debe­res se le olvidan. Esto le pasa en casa, en el “cole”, en la cuadrilla, en los deportes, en…todo. Con fre­cuencia se da cuenta de que se ha equivocado, aunque no lo quiera reconocer ante los demás.
e.- Parece que con “él/ella no hay quien pueda”: va de perdona vidas, y otras veces va de “padrino”.
La suma de todos estos rasgos es: un figurín, juerguista, competidor, adorador del dinero, interesado, buscando ser feliz con no excesivo acierto.
Abuelo, ¿y el lobo bueno? El lobo bueno, respondió el abuelo,
a.- cuida su salud física mediante la higiene, la alimentación, el depor­te, la evitación de riesgos tontos y no se le ocurre tocar ninguna dro­ga.
b.- Estudia pensando en la aporta­ción que puede hacer al bien co­mún de la sociedad.
c.- A veces hace lo que le gusta pero también tiene en cuenta lo que les gusta a los otros miembros de la manada mientras no se cause daño a sí mismo. Por eso tiene en cuenta a sus padres, hermanos, amigos, a los otros lobeznos.
d.- Es libre y por ello se hace cargo de las consecuencias de sus accio­nes. Asume tanto las consecuen­cias positivas y agradables como las negativas o desagradables. Y así aprende a elegir de forma acertada y no vive como a ciegas ni al “buen tun tun”.
e.- No se da importancia ni se sien­te el perejil de todas las salsas, ni la música de todos los conciertos. No se da “pote”. Sencillamente está y busca cooperar o ayudar.
La suma de todos estos rasgos es una persona sana, altruista, bien­hechora de la sociedad, alegre por lo que hace y libre hasta la punta de los zapatos.
Abuelo, ¿y de los dos lobos quién gana?
El abuelo le dijo con sencillez y sabiduría” Gana el lobo que tú ali­mentes”.

Y antes de acabar te sugiero algu­nas advertencias para que te re­sulte bien tu vida: Llegar a ser lobo bueno exige 1) reconocer los erro­res que cometes y que alimentan al lobo malo: 2) constancia; 3) alguna vez exige hacer algo que no te agrada o que te supone esfuer­zo: sufrir; 4) lleva mucho tiempo: para llegar a ser lobo bueno tie­nes tiempo hasta los 99 años, pero cuanto antes lo logres mejor; y 5) decidir que quieres ser lobo bue­no: si no eliges esto lo probable es que engorde tu lobo malo.

viernes, 7 de febrero de 2014

Los sueños como parte de la propia vida

Natalia García López. Coordinadora del Proceso de Planes de Vida de ARPS.

Quiero comenzar haciendo una pe­queña confesión; de esas que se sien­ten y expresan en primera persona.
Hasta hace unos años, cada vez que me preguntaban por el propósito de mi vida, no sabía qué contestar. Era incapaz de reconocer cuánto de lo que era y hacía se debía a decisiones personales, cuánto era resultado de aprovechar oportunidades y cuánto era producto de las orientaciones de los otros. Nunca me había parado a reflexionar por qué hacía lo hacía y a qué estaba contribuyendo con ello. ¿Lo han pensado ustedes?
En mi experiencia, la necesidad de vi­vir conforme a un propósito, surge en el mismo momento en que uno cree merecer una vida propia. Estoy con­vencida de que ese es el reclamo para que aparezcan los sueños, para que cobren fuerza. Y de que solo cuando creemos en ese derecho a “sentir la vida” plenamente, podemos defen­der la libertad de otros para decidir.
Si a mí nadie me niega esa oportu­nidad, ¿quién soy yo para negársela a otras personas? Como profesional que apoyo en mi trabajo a personas con discapacidad intelectual, no puedo dudar a la hora de “acompa­ñarles”, sin ningún tipo de reservas, en su camino hacia una vida digna y elegida de manera responsable. Creo que es deber de todos, y lo creo por­que no hay ninguna razón que justifi­que lo contrario.
Me resulta simpática la aproximación entre soñar y dormir y me parece irónico que tras la expresión “soñar despierto” se esconda una sutil ma­nera de “castigar” la imaginación des­bordada. ¿No es fundamental que en el proceso de averiguar cuáles son nuestros sueños y deseos seamos absolutamente creativos? ¿no es el proceso de concretarlos en metas, el mayor de los ejercicios conscientes?
Me entristece, desde lo que siento en este momento, que en el colegio casi ninguno de mis profesores pusiera en valor la importancia de “creer en uno mismo” para ser dueño de su pro­pio camino –incluso cuando lo que te toca vivir te lo pone difícil–. Igual no era lo que tocaba entonces, pero ahora ¿cuánto de nuestro trabajo va dirigido a dotar de competencias a las personas para que sean capaces de dirigir su vida según su proyecto vital? ¿Cuánto de nuestro poder pro­fesional estamos dispuestos a ceder para trabajar en base a metodologías de empoderamiento colectivo?
Más allá de explorar la idea –bellísi­ma, por cierto–, de convertirnos en gestores de nuestra propia vida, ¿va­loramos realmente el poder de los sueños personales?
Sé que cada vez somos más los que defendemos que otra forma de rela­ción con las personas a las que apo­yamos es posible; los que pensamos nuestra vida y la de los demás desde resultados de felicidad; los que apos­tamos por cambiar las dinámicas de poder, y disfrutar de ello; y los que creemos que, aunque parezca una paradoja, son precisamente los sue­ños, los que dotan de realismo a cada vida, al orientar nuestras metas y acciones para generar resultados de bienestar y satisfacción vital.
Apostemos por indagar qué es lo que motiva cada sueño, incluso el que parece inalcanzable porque, tal vez, lo único que hace que un sueño “imposible” no se concrete en una meta alcanzable, es juzgarlo antes de tiempo sin haberle permitido ex­presarse. Y, por encima de todo, con­fiemos en que vivir con un sentido identificado es lo que nos permite disfrutar el trayecto, amoldarnos a las circunstancias, y exprimir al máximo el presente.

Decía Calderón de la Barca: “la vida es sueño y los sueños, sueños son”. Y yo les pregunto, ¿es que acaso estos no son la propia vida?

viernes, 10 de enero de 2014

¿Se puede amar a quien te hace daño? ¿Te ama quien te hace daño?

Miguel Loza Aguirre. Pedagogo y asesor de Educación de Personas Adultas en el Berritzegune de Vitoria.
Durante muchos siglos se ha venido pensando que la atracción entre una mujer y un hombre era algo inexpli­cable, un impulso, algo irracional, y que nada se podía hacer en su con­tra ya que era regido exclusivamente por el corazón. Es por esto por lo que el dios del amor, Cupido, se repre­senta por un angelito con los ojos cerrados que, al azar, lanza flechas de amor que traspasan el corazón de los amantes, atrayéndoles irre­mediablemente, es decir, quiéranlo o no. Esto explica que algunas muje­res puedan comprender y hasta en­tender como algo natural el sentirse atraídas por un hombre que les pue­de hacer daño; creyendo que no es posible luchar contra esa atracción, que lo único que pueden hacer es rechazar a ese hombre o empezar una relación con el riesgo de acabar maltratada. Eso sí, en ambos casos seguirán pensando que les atrae y que le quieren. NADA MÁS FALSO.
No hace mucho tiempo se han empezado a investigar las razones por las que se produce la atracción entre una mujer y un hombre y se está llegando a la conclusión que la atracción es una cuestión que se aprende y que, por tanto, se puede desaprender. Es decir, son elemen­tos culturales los que van imponien­do modelos de hombres que resul­tan atractivos. Así por ejemplo, tiene mucha importancia lo que el grupo de amigas defina como atractivo, los mensajes publicitarios con sus modelos de masculinidad, y deter­minadas conductas de protagonis­tas masculinos de la televisión y del cine –pensemos en un momento en el “Duque”– . Y lo que es más impor­tante y esperanzador: si estos mode­los cambian, también varía el tipo de chico atractivo.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es la confusión existente en­tre amor/amistad y pasión. En oca­siones, el chico que no te hará daño, aquel en el que puedes confiar, el que está dispuesto a escucharte, a comprenderte, a ser solidario conti­go, es considerado como un amigo que no despierta la pasión. En cam­bio, otro con un puntito de agresi­vidad, de chulería, que suele ser un celoso enfermizo y con cierto aire de superioridad machista, suele ser el que “pone”, el que llega a despertar apasionamiento. Y parece que esto sucede porque la atracción es así, porque no la podemos controlar. NADA MÁS ALEJADO DE LA REALI­DAD.
Esta percepción de la pasión también es una creación cultural, algo que nos han enseñado y que hemos aprendido. Por eso es muy importante aprender a ser atraídas por aquellas personas que realmen­te nos quieren y despreciar a las que nos pueden hacer daño. Como dice mi buen amigo Jesús Gómez en su libro “El amor en la sociedad del ries­go”: “La insatisfacción de las relacio­nes basadas, bien en ligar (pasión sin amor), bien en la estabilidad (amor sin pasión), solo puede superarse uniendo en la misma persona ter­nura y excitación, amistad y pasión, estabilidad y locura”. Es por eso por lo que la pasión va unida al amor y a la amistad, no a la agresividad. La pasión es fruto de la igualdad y de la libertad, no de la desigualdad y de la opresión. La pasión sin ingredien­tes como: cariño, igualdad y libertad por parte de las dos personas de la pareja provoca un desequilibrio emocional que en vez de acercarte a la felicidad te llevará irremisiblemen­te al sufrimiento y a la tragedia.
“Malo, malo, malo. No se daña a quien se quiere”.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Menos tópicos y más datos

Javier Navarro Algás, gerente de Fundación Pioneros y tesorero de la Sevifip

Nuestra sociedad se ha hecho tan compleja que continuamente asistimos a la irrupción de nuevas realidades. Una de ellas es lo que se denomina violencia filio-parental, es decir, el comportamiento violento ejercido por los hijos sobre sus padres, sobre todo adolescentes.
Iniciativas como el programa Re-Encuentro. Intervención en situaciones de conflicto familiar, que Fundación Pioneros lleva a cabo en colaboración con el Gobierno de La Rioja, proponen la desaparición de la conducta violenta favoreciendo la participación de cada uno de los miembros de la familia para generar cambios en la dinámica familiar, la restauración del vínculo, la recuperación de la jerarquía familiar y el establecimiento de normas claras y adecuadas para la convivencia.
Por otra parte, y más allá de las acciones concretas, varias organizaciones y particulares han tenido la iniciativa de constituir una sociedad para profundizar en las causas y solución de esta problemática.
Así, el pasado 16 de marzo de 2013 se constituyó la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio Parental, Sevifip, cuyos fines son promover el estudio, la enseñanza, la investigación, la regulación deontológica y la intervención de y en la violencia filio-parental, y para cuyo cumplimiento se realizarán, entre otras, actividades tales como el intercambio científico entre los profesionales con interés común en el tema, o la difusión de las investigaciones, las técnicas de intervención y el conocimiento sobre la violencia filio-parental a otros campos de conocimiento.
Asimismo, orientación e información sobre la materia, colaboración con otras asociaciones, federaciones, grupos afines y con los organismos competentes con objeto de comprobar la eficacia de los instrumentos de medida, control y cambio utilizados en intervención en violencia filio-parental, garantizar el rango científico de la misma y velar por la aplicación de buenas prácticas.
La presentación social de esta entidad tuvo lugar en la Universidad de Deusto el día 15 de noviembre de 2013, en el marco de una Jornada sobre Investigación en Violencia Filio-Parental dirigida a profesionales y estudiantes y que se cerró con una conferencia a cargo del presidente de la Sociedad, Javier Urra, con el significativo título de “Menos tópicos y más datos. Menos opiniones y más conocimiento”.
Los miembros fundadores deseamos que a nuestra sociedad científica se sumen cuantos profesionales, estudiantes, entidades... se muestren interesados en el estudio, investigación y afrontamiento de la violencia filio-parental. Cuantos más socios participen, mejores resultados y mejor contribución social conseguiremos.
Durante el próximo año la Sevifip organizará jornadas técnicas en Madrid, Valencia, Barcelona y Logroño, cada una con un enfoque particular sobre el tema, a las que seguirá un congreso nacional previsto para abril de 2015.

Resulta muy aleccionador que en un contexto de crisis surjan iniciativas como esta, encaminadas a comunicar, sensibilizar, apoyar a personas en la resolución de sus problemas y apostar por el estudio y la investigación como avales de la tarea que se lleva a cabo.